De golpe, Pipita (Gonzalo Higuaín, para mayores datos) pasó a ser algo así como el dios terrenal para la selecta platea femenina. Ni hablar para la jungla de las botineras, entre quienes se destaca nada menos que la blonda Salazar, justamente una del delantero del Real Madrid, según cuentan los siempre bien informados rincones del corazón.
Lo cierto es que Gonzalito, después de sus ante Corea, no solo pasó a ser el goleador del Mundial sino también el preferido de las "suegras oportunistas".
Lindo, de billetera abultada y perfil subterráneo, el muchachito de la película de buenas a primeras hizo olvidar su nariz no tan aguileña como la que lució orgulloso su padre, Jorge, el Pipa viejo, en sus años mozos de rudo marcador central.
Hasta hace unos días ni aparecía en el ranking de los más lindos de la Selección. Que la "seductora desprolijidad" del Chino Garcé; que la "sonrisa tierna" del Kun Agüero; que "la colita parada" de Verón; que la "mirada dura" de Mascherano; que el "estilo clásico" de Heinze; que la "postura guerrera" de Jonás; que la "mirada angelical" de Messi... Si hasta a Maradona las chicas lo veían "alto, rubio y de ojos celestes". Pero... perdieron todos, muchachos. El Pipita, ya sin el Gran Batistuta en la cancha, dejó en claro que es un implacable "hombre de área". Un tremendo goleador, bah.