Verlo a Adrián Suar desplegando su faceta más histriónica en los musicales de Solamente vos ya es una constante en la tira de El Trece, que desde el primer capítulo marcó un rumbo a seguir sobre el lugar que ocuparía en ella los videoclips.
Los videoclips son un espacio reservado para los protagonistas, lo que le da aún más fuerza a un guión que no se aleja de su centro: la historia de amor entre Juan y Aurora con sus respectivos desencuentros.
Incluso, el personaje de Natalia Oreiro (Aurora) fue presentado de ese modo: soñaba con ser cantante mientras peinaba a una artista en pleno set. ¿Cómo funcionan, entonces, estos desvíos musicales en la trama?
En primer lugar, los videoclips son un espacio reservado exclusivamente para los protagonistas, lo que le da aún mayor fuerza a un guión que no se aleja jamás de su centro: la historia de amor entre Juan y Aurora, con sus respectivos desencuentros.
De repente, por ejemplo, los protagonistas discuten y una palabra activa cierto imaginario. “Lo nuestro no es ninguna mentira”, le dijo Suar a Oreiro en una ocasión, y enseguida irrumpió Valeria Lynch con su hit. La canción funciona como una instancia metadiscursiva -que habla de lo que pasa- desde un espacio de fantasía, ajeno la realidad más próxima de los personajes. Allí, Juan y Aurora cumplen sus sueños, se dicen lo que sienten, se besan y bailan.
Las canciones y los artistas no son cualquiera. Por allí pasaron Abel Pintos, Ricardo Montaner, La Princesita Karina, Agapornis y hasta Los Nocheros. En este sentido, la ficción incorpora elementos conocidos -y reconocidos en la TV- por su audiencia. Los disfraces y las parodias de películas de Hollywood también han sido bienvenidos.
La frutilla del postre es el humor. Porque, que Suar no sepa la letra de las canciones o exagere por demás los gestos melodramáticos es una intención más que un error. Y el efecto es muy efectivo: los musicales enriquecen los significados de la trama y además hacen reír.