El pasado 9 de enero, Microsoft terminó el soporte estándar para Windows 8.1, cinco años después del debut del sistema operativo.
Para el consumidor medio, Windows 8.1 permanecerá para siempre sin cambios, sin nuevas características o correcciones de errores. En su lugar, Microsoft ha migrado el sistema operativo a “soporte extendido”, que proporcionará actualizaciones de seguridad para otros cinco años, hasta 2023.
En la visión del mundo de Microsoft, los usuarios ya debieron migrar a Windows 10, un sistema operativo moderno con grandes correcciones, parches y actualizaciones de época.
Esta visión de Microsoft se debe a que otorgaron un lapso de un año para actualizar a Windows 10 de forma gratuita, a todo usuario con versiones de Windows 7, 8 y 8.1. Según estadísticas de NetMarketShare, solo un 7 % de los usuarios se han negado a actualizar su Windows, o simplemente se olvidó de hacerlo antes de la fecha límite.
Cuando se implementó el plazo de un año para una actualización gratuita a Windows 10, Microsoft dejó abierta lo que algunos llaman la “tecnología de asistencia”: las personas que usan tecnologías de apoyo, tales como lectores de pantalla o un teclado Braille, tendrían más tiempo para actualizar.
Sin embargo, Microsoft advirtió en un principio que la laguna expiraría el 31 de diciembre de 2017. Desde esa fecha quedaba cerrado para siempre la posibilidad de actualizar gratuitamente el sistema.
Pero luego Microsoft decidió mantener abierta la ventana de actualización un poco más, hasta el 16 de enero de 2018.
No se puede decir que hoy sea realmente la fecha del corte final. Es posible que Microsoft realmente quiera que los usuarios actualicen a Windows 10 y estén utilizando la laguna como una puerta trasera perpetuamente extensible para permitir actualizaciones.