A orillas de la playa de Waldport (Oregón, EE.UU.), Morgan Solis fue testigo de un comportamiento meteorológico de lo más llamativo.
El fenómeno tuvo lugar el 18 de junio, cuando los fuertes vientos barrieron la arena creando un escenario increíble en el que las ondas provocadas daban la sensación de estar ante un mar fantasma.
Aquel día las ráfagas de viento eran tan fuertes que eran capaces de mover a una persona unos pocos centímetros.
Sin embargo, lo sorprendente fue que la arena bailó formando pequeñas ondas serpenteantes a lo largo de la costa.
Fuente DPA.