El Festival de Cannes emergió en 1939 a manera de protesta por parte de los franceses, debido al nacimiento en la década del 30 del Festival Internacional de Venecia, donde había mayor predominancia de las cintas hechas en Italia y Alemania. En ese momento llegaba la Segunda Guerra Mundial a Europa y los franceses decidieron buscar su propio lugar.
Fue Phillipe Erlanger, inspector del Ministerio de Educación Nacional y Bellas Artes, quien le planteó al ministro Jean Zay idearse un evento cultural de talla internacional pero en tierras francesas, lo que dio pie a una búsqueda desesperada por conseguir apoyo del Gobierno y lograr el cometido de reunir todas las cintas sin ningún tipo de distinción de represión o tendencia política.
El primer intento se gestó el 1º de septiembre de 1939. Ese año tomó la batuta Luis Lumierè, pero apenas se mantuvo aquel experimento por un día, dado que se produjo la invasión de Alemania a Polonia y después de dos días se declara formalmente la Segunda Guerra Mundial.
Pero las ganas no quedaron allí. Luego, en septiembre pero de 1946, después de una serie de conflictos de talla internacional y de años de larga tristeza tras finalizada la guerra en 1945, se logró desarrollar aquella primera edición en la que la sede fue Cannes y tuvo como nombre oficial Festival Internacional Du Film.
La belleza de Cannes se convertía entonces en otro encanto que tenía todos los argumentos para competir con Venecia.
Tal como se esperaba, no tardaron en enviar invitaciones a varios países, siendo Alemania e Italia los únicos en rechazar la propuesta de participar en el festival que, más allá de ser la cuna del arte y del cine, también procuraba las buenas relaciones entre las naciones invitadas, pues cada uno no solo podía designar a un jurado, sino que también podía elegir las cintas que se incorporarían ala competición.