Para exponerse a la radiación solar es imprescindible utilizar un protector y aplicarlo adecuadamente. De lo contrario, aunque sea el de mayor factor de protección, no será suficiente y eficiente.
El dermatólogo Matías Maskin, quien es asesor del laboratorio La Roche-Posay, indicó que para una persona de 1,70m de alto la dosis adecuada equivale a una pelota de golf, una medida fácil de recordar. En términos técnicos, deben aplicarse 30ml cada vez que se emplea el producto.
La dosis es importante porque es la única forma de que el factor de protección que indica el envase cumpla lo que promete. Y no es lo único. Los que vienen en spray y aerosol son a primera vista fáciles de aplicar, pero hay que verificar que cubran la zona que se busca proteger.
Además, se debe aplicar varias veces si se estará expuesto al sol durante muchas horas, para que la protección sea constante.
Las dos caras de la moneda
El sol trae muchos beneficios a la salud, pero también hay que tomar en cuenta que puede ocasionar daños. Maskin explicó que el sol genera vitamina D y modifica el sistema inmune, haciendo que las personas sean más tolerantes al entorno.
La piel es una de las principales barreras de protección del ser humano y la exposición al sol ayuda a que se prepare. De esta manera, por ejemplo, todo lo que está en contacto con ella no produce alergia.
Además es importante considerar que los rayos solares no tienen la misma intensidad en todas las latitudes. Así, mientras más cerca se esté del nivel del Ecuador será mayor la incidencia solar. Y también debe considerarse la época del año porque la radiación ultravioleta tiene su pico desde septiembre hasta abril.