"Mi nombre es WANDA, pero no se dejen engañar por la "w". Mi nombre se pronuncia "Uanda", con "u". Cuando yo era una niña mis amigos me llamaban 'Tanita'".
Así comienza la primera obra literaria de la botinera más famosa y polémica. En el libro se puede encontrar la dieta de Mauro Icardi, páginas para colorear las camisetas y parte de la vida de la esta numerosa familia mediática. Todo en un simpático tono infantil, ya que el material fue pensado para los pequeños fans del fútbol.
“En nuestra casa hay una organización perfecta, como en un gran equipo de fútbol, donde cada jugador tiene un papel y reglas a respetar. Las reglas nos enseñan cómo comportarse con los padres y hermanos. En la escuela, con amigos y profesores. En el deporte, con compañeros de equipo, entrenadores y el árbitro. Respetar las reglas significa crecer. Crecer significa hacerse grande y convertirse en verdaderos campeones en la vida y el deporte. Lo primero que les enseñé a mis hijos, es que el juego en equipo te enseña a ganar y perder”, destaca Wanda Nara en otro capítulo.
En otro tramo, el matrimonio Icardi subraya los valores educativos del deporte: “El juego del fútbol se asemeja a la vida y contiene todos los valores que son importantes para mí. Para bien y para mal. Incluso en la vida puedes experimentar la victoria o la derrota. De pequeños pueden hacernos cosas en la escuela que nos hacen sufrir o pelearnos con un amigo del corazón, pero siempre debes encontrar la fuerza para empezar de nuevo. En la escuela, por ejemplo, el maestro es como el entrenador en el campo; ustedes siempre deben seguir su consejo. ”Hola chicos, soy Mauro, lo que acaba de decir Wanda es muy importante. También recuerdo con gran afecto el nombre de mi maestra, Gabriella, y de mi primer entrenador, José Alberto Córdoba”.
"Mi juego favorito era hacer de mamá con muñecas junto con mi hermana Zaira y mis amigos, pero no me rendí al unirme a otras actividades de grupo donde yo era menos buena, como el fútbol, porque me ayudó a superar las dificultades que tuve, como la timidez o la falta de coraje", dice Wanda en un pasaje del libro, escrito para chicos.
“Mauro y yo pensamos en escribir este libro porque en nuestra casa vivimos deportes y fútbol. Me gusta que mis hijos jueguen en grupo y el fútbol es el deporte de grupo más popular entre los muchachos. Jugar al fútbol enseña a hacer nuevos amigos y contar con el amigo que está junto a nosotros. Ustedes pueden ser el mejor y más talentoso de todos, pero solos en el fútbol no pueden conseguir un buen resultado, a menos que aprendas a compartir el juego con los demás. Mi hijo del medio, Coki, por ejemplo, es muy animado y quiere hacer todo por sí mismo. Gracias al fútbol se dio cuenta de que él no podía jugar a la pelota solo. Lo puse a prueba: corrió por el arco, en el mediocampo, en defensa y luego en ataque. Pero él no podría soportar todo este cansancio. El fútbol le ha ayudado a crecer”, aporta la hermana de Zaira en otro episodio.
La mayor de las Nara revela que: “Mi juego favorito era hacer de mamá con muñecas junto con mi hermana Zaira y mis amigos, pero no me rendí al unirme a otras actividades de grupo donde yo era menos buena, como el fútbol, porque me ayudó a superar las dificultades que tuve, como la timidez o la falta de coraje. Nadie ha querido jugar en el equipo las chicas, porque no sabían marcar, pero para mí era un buen pretexto para hacerme depender aún más de los hombres y hacerme respetar como amiga, incluso antes que como jugador. Y al final me gustó, a pesar de que nunca he marcado un gol, en absoluto. Al final del juego no importaba si mi equipo había ganado o perdido…".
El primer material literario de Wanda Solange Nara navega en ese tono, lejos del costado más polémico. Los que esperan algo más escandaloso pueden buscar en otra góndola.