Se conocieron hace cinco años y se hicieron amigas enseguida. Celeste Cid había ido a ver a Emme a un ensayo del musical que iba a marcar su debut en teatro, Rita la Salvaje. "Y ahí la adoré, porque estaba hermosa", recuerda Celeste. "Me parece una persona mágica, llena de luz, talentosa, hermosa", la elogia Emme. Hoy estas dos amigas tienen la suerte trabajar juntas: protagonizan Eva y Lola, la película de Sabrina Farji que se estrena el jueves. Las acompañan Victoria Carreras, Alejandro Awada, Jorge D Elía, Claudia Lapacó y Juan Minujín.
Apenas llega Emme al bar de Recoleta, a Celeste se le ilumina la cara y la abraza. Emme le da un regalo con dedicatoria ("Para Cel", dice) y Celeste lo abre. Es Descubrimientos, un libro de crónicas de la escritora y periodista brasileña Clarice Lispector. "¡Una de mis escritoras preferidas!", exclama Celeste, y se ponen a charlar, en voz baja.
El llamado del fotógrafo las interrumpe y Emme se saca la campera para lucir la remera naranja de Abuelas de Plaza de Mayo. Es que en el filme ella es Lola, una joven hija de desaparecidos, apropiada por un militar durante la última dictadura. Y será su amiga Eva, también hija de desaparecidos, pero criada por un grupo de amigos militantes de sus padres, quien la ayudará a enfrentarse con su realidad y a conocer su identidad. Parece increíble, pero está basada en una historia real.
Celeste Cid: Yo estaba en un momento en que necesitaba meterme con esta temática. Más allá de la parte política, está el tema de la identidad, ¿no? El tema de tu educación, tus padres, tu historial. Estaba en un momento bastante convulsionado, muy revolucionada, viendo para dónde disparar.
Emme: Creo que hay un momento en la vida de uno, en la edad que tenemos nosotras (27 Emme, 26 Celeste), en el cual más allá de las cosas que ya haya construido, uno para y dice quién soy yo, qué quiero de mi vida, qué representan mis padres, qué estoy repitiendo de esa historia. Creo que a todos nos pasa.
Del "momento bastante convulsionado" Celeste Cid mucho no quiere hablar, aunque cuenta una anécdota elocuente: "Yo la primera reunión que tuve fue con Nietos. Sabrina pasó a buscarme por mi casa y yo me quedé dormida. Raro, porque soy disciplinada con los horarios. Me tocó el timbre, me llamó por teléfono, me esperó, fue al kiosco, compró una gaseosa, volvió y a los diez minutos que estuvo tocando el timbre, me desperté. Yo veo un paralelismo con lo personal. El saldo que saco es un poco eso: un despertar."
Emme, por su parte, también tiene algo personal con el filme: "Soy nieta de un desaparecido (el músico y compositor Miguel Condomí, secuestrado en 1976) y al ver el personaje de Cel me pasó algo muy fuerte, porque entendí realmente lo que vivió mi mamá y debe ser tremendo."
¿Cómo son Eva y Lola?
Celeste: Eva no tiene anclaje, va rebotando de acá para allá en un mundo bastante ilusorio, al no tener una estructura familiar. No conecta mucho con lo que sucede, es una chica que le escapa a eso que siente. Ese dolor creo que lo ve en el personaje de Lola, la ve mucho más vulnerable.
Emme: Yo siento que Eva ve a Lola y dice pero si ya sabés todo, ya tenés la fuerza para despegarte. Como que te dan ganas de zamarrearla. Pero hasta que uno no hace ese proceso interno de querer cambiar o alejarse de algo que a uno le hace mal, es imposible. De afuera es más fácil ver la traba del otro, pero hasta que uno no hace un click...
¿Por qué creés que a Lola le cuesta aceptar su identidad?
Emme: Es muy difícil. Si te dijeran tu papá torturaba, vos decís "No, es imposible, es mi papá, olvidate, me estás cargando, doy mi vida por él". Pero está buenísimo saber quién es uno y cuál es la historia, más allá de lo que uno decida hacer con eso. Está bueno saber, es importante.
Celeste: Es la raíz del asunto, es como ir al grano... Pero ese ir al grano por ahí lleva mucho tiempo, porque es meterse con los temas que están más en carne viva, donde uno está comprometido del todo. El tema de la identidad es clave en la vida.
Emme: Sobre todo por lo que representa en este país. Están saliendo un montón de cosas a la luz que son importantes. Porque toda la época de la dictadura, más allá de que ya hayan pasado unos cuantos años, sigue siendo nuestra historia. Creo que sigue habiendo desaparición de personas, porque la trata de blancas sigue siendo igual de horroroso...
La película está dirigida por una mujer, protagonizada por mujeres, ¿creen que hay una mirada femenina?
Emme: Yo vengo de repetir el mismo esquema y me encantó (se refiere a El niño pez, dirigida por Lucía Puenzo). Para mí, el poder femenino... ¡arriba! (risas)
Celeste: Me parece que la llevan adelante dos chicas, pero es una película de vínculos, de soledades. Están todos solos, siempre buscando en el otro la parte que le falta. El hecho de que seamos dos mujeres la acerca más al universo femenino, pero creo que uno se puede identificar no solamente siendo mujer.
¿Y cómo fue el trabajo con Sabrina Farji?
Celeste: Fue un rodaje muy prolijo, cada área estaba vibrando en el tono que tenía que vibrar. Sabrina no fue una directora intrusiva, al contrario, fue un ida y vuelta.
Emme: Y también estaba muy abierta a lo que teníamos para proponer.
Mientras Emme come su tostado capresse y Celeste accede a tomarse un café con leche, reflexionan acerca de su amistad, que se nota genuina y profunda.
Celeste: Tenemos costados en que nos parecemos mucho, y hay otros en que no. Se compensa.
Emme: Opuestos complementarios, que le llaman. Nos encontramos en un momento en que las dos teníamos ganas de crecer, de aprender y de compartir un montón de cosas. Esta película nos atravesó en un momento de búsqueda interna. Creo que (nuestra amistad) jugó a favor. Hay esa complicidad, que es real, atraviesa la pantalla y me parece que quedó hermoso.
Compañeras del alma
Algo insinúa Celeste Cid acerca de los problemas de salud que el año pasado la llevaron a estar internada en el Fleni para desintoxicarse. Habla de "un momento bastante convulsionado", pero prefiere no ahondar en detalles: "de eso no quiero hablar porque para mí ya está tan atrás que...".
Su amiga Emme, que la acompañó en ese momento, también la acompaña ahora cuando vé que alguien mete el dedo en la llaga y salta a defenderla.
No me quiero meter en temas muy personales...
E: (cortante, sin perder la sonrisa): -Entonces no lo hagas, tan simple como eso...
Pero vos la acompañaste durante su problema de salud...
E: -Estuve con ella como estoy ahora, no hay separación. Así como están conmigo cuando yo estoy triste y llorando. Una está. Para ir al cine o para escuchar lo que sea que el otro tenga para decir a la hora que sea, siempre. Uno tiene que estar preparado para cualquier tragedia en la vida, lamentablemente eso es lo que nos pone a prueba todos los días. Sean personales o de un ser querido. Me parece que para eso estamos todos los días, porque uno nunca sabe cuándo le puede tocar a uno pasar un momento de mierda.