Nació en 1969, conoció la pobreza en su Belo Horizonte natal, se crió en los antros del metal y el punk brasileros (cuenta de Morbid Angel, de Napalm Death, de Discharge) y fundó Sepultura en 1984. Al frente de esa brigada metalera, Max Cavalera desarrolló, junto a su hermano Igor en batería, a Andreas Kisser en guitarra y a Paulo Xisto Pinto Jr. en el bajo, un sonido propio que influenció desde Brasil al mundo del metal. Lo que en principio fue thrash metal acelerado y técnico, con los años mutó en una búsqueda telúrica (y latinoamericana, a pesar de que la banda se radicó en Phoenix... y sino checkear la tapa favelera del EP Third World Posse) y resultó en una identidad definida por iguales dosis de distorsión y percusión, a una velocidad más lenta y germinando para sus seguidores el nü metal. Pero siempre, por sobre todo, la voz podrida, hosca y agresiva de Max Cavalera marcó el rumbo. Ahora, del otro lado del teléfono, esa misma voz saluda en portuñol: "¡Hola, Ciudad.com! ¿Cómo vai?". Y, créase o no, suena mucho más aguda de lo que uno podría imaginarse.
Cuando Cavalera abandonó Sepultura en 1997 (un año después de haber editado el imponente álbum Roots), no tuvo tiempo para dudas. Ese mismo año empezó con la producción de Soulfly, el primer disco de su nueva banda, que sumaba... ¡29 temas! Toda una declaración de principios en el debut: retroceder nunca, rendirse jamás.
La vida no le ahorró obstáculos para ponerlo a prueba. Max Cavalera conoce el sabor amargo que deja la muerte de quienes lo rodean. "Soulfly es un tributo para mi amigo e hijo adoptivo Dana Wells, hijo de mi mujer, que fue asesinado y también para toda la gente que ya no está con nosotros, es un nombre espiritual; esas almas nos inspiran", declaró en 1997. Hoy, le dedica el quinto disco de Soulfly, Dark Ages, a su nieto Moses, muerto a los 8 meses; y a su amigo y colega Dimebag Darrel, el guitarrista de Pantera, que fue baleado y asesinado cuando tocaba en vivo. "Diciembre de 2004 fue un mes muy oscuro. Mientras todo eso pasaba, grabábamos este disco, que salió por un lado muy pacífico, positivo y espiritual; pero por el otro muy apocalíptico, oscuro, casi destructivo. Yo abarco los dos extremos".
¿De dónde sacás fuerzas para seguir cuando pasan estas cosas?
La música es mi manera de enfrentar las cosas de la vida, sean buenas o malas. Es terapia. Cuando se trata de la pérdida de amigos o de familia, la música puede ser algo muy bueno para salir de una situación así, que plantea una tristeza tan grande.
¿Alguna vez pensaste por qué pasan estas cosas? ¿Qué sentido tienen en la vida?
Yo creo que desde el momento que pisamos este planeta, todos tenemos una misión. Y es importante para todos entender el motivo por el que estamos acá. Hay que escuchar la voz que está dentro de nuestra cabeza para saber cuál es. Creo que todas las cosas pasan por algún motivo...
¿Lo que no te mata te fortalece?
Eso es sólo un slogan. Pero yo creo que es así. Yo no soy cínico como otras personas que no creen en los milagros. Es posible fortalecerse. No importa cuán difícil sea. Cuando hicimos Sepultura, salimos de Brasil al mundo. Es la prueba real de que los milagros existen.
Yendo a Dark Ages, ¿qué le aporta a la discografía de Soulfly?
Es un disco muy importante y fuerte en la cadena de Soulfly: junto con Prophecy, es a donde está yendo mi música, conectando agresividad y metal con sonidos nuevos del futuro, como el dub y la world music. Creo que es la combinación perfecta.
Viajaste por Serbia, Turquía, Rusia, Francia y Estados Unidos buscando sonidos. ¿Cuál era la idea?
Darle a cada canción un sonido distinto. No es un metal ortodoxo. Yo hice metal toda mi vida, pero ahora estoy tratando de crear algo nuevo, me siento un científico del metal. Como productor, ésta es mi manera de hacer algo nuevo para el disco. En mi opinión muchos discos de bandas americanas son grabados en el mismo lugar con la misma fórmula, con un manual en la mano. Para mí la música no tiene limitaciones ni manual.
¿Y qué descubriste viajando por ahí?
Descubrí algo sobre mí mismo: lo mejor fue confirmar que todo el tiempo se puede aprender algo nuevo. Si creés que ya conocés todo, estás muerto. Parte de la vida es buscar cosas nuevas y perderle el miedo a lo desconocido.
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