Marcelo Tinelli está acostumbrado a ser el blanco de las críticas de cierta parte de la prensa. El matrimonio Caniggia-Nannis, también. Pero los que debutan en estos terrenos son los herederos Charlotte y Alexander. La excusa: las fiestas de los martes.
Un mes atrás, Charlotte le contó a Tinelli que Marbella se divertía con DJ Pilot participando de Maratones gay en tacos. El olfato del conductor decidió que el camino era la maratón. No la de Bolívar, sino la de Marbella.
Un mes atrás, Charlotte Chantal le contó a Tinelli que Marbella se divertía con DJ Pilot participando de Maratones gay en tacos. El olfato del conductor, que aquella noche probó de todo buscando rating, decidió que el camino era la maratón. No la de Bolívar, sino la de Marbella. Tacos, pelucas, música y fiesta conquistaron al televidente esa jornada. Y el fenómeno se repitió (con picos de más de 30 puntos) durante el último mes. Esa misma participante que era señalada como un personaje, que no tenía gracia sin su polémica madre, terminó convirtiéndose en protagonista absoluta.
Por supuesto, con la repercusión de semejante evento llegaron los cuestionamientos, algunos acertados, otros despiadados y muchos desde la incoherencia absoluta. Lo cierto es que cada martes el público elige ver el carnaval carioca de Tinelli y Charlotte.
Estos maratones que tanto sorprendieron, no distan mucho de las famosas Fiestas del Mariposón con que se recibe a los egresados en Bariloche. A la última celebración se le sumó un paso de comedia, que fue malinterpretado por los malintencionados: el vip de Charlotte. Esa separación ficticia y en chiste llevó a conclusiones descabelladas como la existencia de “discriminación”, o de dividir entre “ricos y pobres”.
El vip de Charlotte fue malinterpretado por algunos. Esa separación ficticia y en chiste llevó a conclusiones descabelladas como “discriminación” o división entre “ricos y pobres”.
Sin dudas, hay dos factores que la era Bailando aportó a la tevé: la publicidad masiva de una disciplina artística y la integración de lo diferente. En el primer caso, sólo basta con ver las estadísticas de las instituciones privadas de danza o comedia musical, que se abarrotan de pequeños queriendo aprender estas disciplinas. En el segundo, el impacto es más subyacente e incluso interesante.
¿De qué discriminación se habla cuando este ciclo se dedicó siempre a darle posibilidad a lo diferente?
Del 2006 en adelante, los distintos elencos reunieron en la pista a las figuras más importantes del país, con trayectoria y prestigio como María Valenzuela, Carmen Barbieri, Moria Casán, Florencia Peña, Dady Brieva, Miguel del Sel, Hernán Piquín, junto a modelos, vedettes y mediáticos del momento. Sin embargo, no sólo se quedaron en los nombres top sino que se integró a participantes impensados tiempo atrás.
El Bailando iguala, como el Carnaval de la Edad Media, en el cual por dos días todos se olvidaban de las distinciones sociales y disfrutaban de la fiesta.
De esta manera, se presentaron personajes “marginales” hasta entonces para la pantalla chica: la primera soñadora travesti (Abigail Pereyra), una piquetera (Nina Peloso), un obeso (La Tota Santillán), un no vidente (Serafín Zubiri), una bailarina quemada con ácido en la cara por un ex (Lorena Paranyes), una anciana (Paddy Jones), la primera pareja gay (José María Muscari y Emanuel González), dos hermanas que rozaron varias veces lo lésbico (Silvina y Vanina Escudero), una joven con Síndrome de Down (Ayelén Barreiro), un bailarín al que le falta una pierna (Reynaldo Ojeda), una modelo recuperada de un ACV (Verónica Perdomo), y así tantos otros ejemplos del “Si, se puede”, como fueron bautizados este año. Personas que años atrás fueron víctimas de sectorizaciones y chistes de mal gusto en toda la TV.
Mientras algunos lo ven como morbo o discriminación, Tinelli reúne a todos en la misma pista, con las mismas condiciones y exigencias. El Bailando iguala, como el Carnaval de la Edad Media, en el cual por dos días todos se olvidaban de las distinciones sociales y disfrutaban de la fiesta. Como en el Carnaval de Charlotte.