Micaela Breque, una conejita de Playboy, es la nueva dueña de las horas del Salmón. Y parece que la historia va más en serio de lo que muchos imaginaban. A los 21, llegó a la revista de desnudos más famosa, y este año conquistó a uno de los más populares cantantes argentinos.
"Me siento completa y por fin en paz", contó Micaela a Caras desde la casa de Madrid de Calamaro, la misma en la que compartió con su esposa Julieta Cardinali y la hija de ambos, Charo. Ahora, esos lugares (la casa y el corazón) son habitados por la adolescente modelo, que usa púber-frases para describir la relación: “Tengo mi propio Jack Sparrow”.
Lo cierto es que la rubia parece ser más que una chica del montón. Hoy, ocupa un sitial importante en la vida de Andrés. De hecho, decidieron dar un paso importante: la convivencia. AC y MB estuvieron viviendo un tiempo en el confortable estudio de grabación del músico, pero ahora reservaron un depto en una importante torre de la avenida Juan B. Justo, en Palermo.
El romance se hizo público escandalosamente a fines del 2010, tras descubrirse que MB era la tercera en discordia. Tras la publicación del video en Chile, donde Micaela seducía al músico sobre el escenario, al compás del hit Tres Marías, la pareja AC/JC quedó disuelta. Después de cinco años de relación y un sorpresivo casamiento el 23 de julio de 2010 (fueron sólo seis meses de matrimonio), pusieron punto final.
Tras la feria judicial, se iniciaron los trámites de divorcio. Y por ende, todavía no se realizó la división de bienes. Por eso, la conejita Playboy y su flamante novio decidieron alquilar (y no comprar) un departamento con vista al Metrobus. El plan de los tortolitos es instalarse en España, por un largo tiempo.
Julieta pasa sus días en su casa de Palermo y evita el contacto con el padre de su hija. No quiere ni escuchar el nombre de su ex. Calamaro, por su parte se muestra feliz y hace poco tuiteó: “Hay que tener ROCK hasta para quemar plástico; hoy gasté menos de 10.000 euros en menos de tres y sin pensármelo mucho. HAPPY".
Poco antes del divorcio, la actriz reacia a declaraciones del corazón, largó prenda sobre su boda secreta: “Para nosotros fue un hecho romántico, algo íntimo, que finalmente no fue íntimo porque se armó un quilombo de prensa terrible. No lo teníamos calculado eso ni ahí: fue un bajón eso, porque casi toda mi familia se enteró por la tele. No se lo habíamos dicho a nadie”.
Medio año después, otro secreto se haría público: Calamaro ya no la amaba y la dejaba por una conejita.