Pauline Marshall, una mujer de 51 años, y su madre, Marianne Potter, de 76 años, llevaban cuatro meses sin poder verse debido a la cuarentena por el coronavirus.
Antes de todo esto, Pauline acudía con frecuencia a cuidar a su madre, que vive en una vivienda asistida, pero, cuando la pandemia por el coronavirus estalló y se puso en marcha el confinamiento como medida para frenar la expansión de la enfermedad, ambas dejaron de verse.
Tanto madre como hija son consideradas personas de riesgo: Pauline tiene la enfermedad de Crohn y su madre tiene EPOC, una enfermedad pulmonar crónica.
Fuente: DPA.