En Nueva Gales del Sur, Australia, el cadáver de una ballena atrajo días atrás a un nutrido grupo de tiburones blancos hambrientos. El hecho sucedió en aguas de la localidad costera de Bulli.
Como era de esperarse, los escualos no tardaron en acumularse y rodear los restos del cetáceo, dando lugar a un escalofriante espectáculo natural. Algo que los ocupantes de un bote que se encontraba en cercanías no quisieron perderse.
Pero no todo fue disfrute para ellos. Y es que mientras los hombres a bordo registraban con su cámara el paso de uno de los escualos por debajo de la embarcación, también vivieron el susto de sus vidas cuando el depredador repentinamente salió a la superficie, abrió su boca y ¡mordió el motor fuera de borda!
Pese al tremendo momento, nadie resultó herido por fortuna. Pero el hecho, sin embargo, hizo que las autoridades costeras debieran emitir un alerta entre surfistas y nadadores frente al peligro.
Todos, indicaron las fuerzas de seguridad, “deben permanecer alejados de esa área plagada de escualos para no poner en riesgo sus vidas”. Dichas autoridades también anunciaron que el cadáver de la ballena iba a ser retirado en breve para no generar mayores complicaciones.