El secreto de muchas de las sonrisas perfectas se debe a las famosas carillas o también conocidas como facetas dentales, que no solo embellecen la dentadura sino que también la protegen. Estas piezas son una pequeña lámina de cerámica que cubre el diente, con el color y la forma deseada sin necesidad de rebajar el esmalte.
La moda inició en Estados Unidos hace unos 30 años, en donde se seguía una corriente que buscaba imitar la perfección de los dientes asociado a la belleza, la simpatía y la seducción, y así ha recorrido el mundo entero convirtiéndose en tendencia.
¿Para qué sirven las carillas?
Este tratamiento puede usarse para reparar dientes rotos, para rellenar espacios interdentales y corregir ciertas formas del diente, así como también sirve para corregir esos dientes que son muy diminutos y no se ven estéticos.
Su limpieza es sencilla ya que se realiza igual que los dientes normales, su lavado con pasta dental será 3 veces al día y se puede utilizar flúor para eliminar mejor las bacterias.
Tipos de carillas
En el mercado existen dos tipos de carillas, la convencionales que suele ser más económicas y no son más que resina sintética que puede colocarse encima de tu mismo diente, sin intervenirlo o bien moldeándolo y colocando anestesia local.
También está las carillas plantadas por clínicas que son más costosas pero no se necesita tallado, además no dañan el esmalte ni las encías. Estas se pueden fijar hasta 10 a la vez y sin necesidad de anestesia.
Ventajas y desventajasa
Lo bueno de las carillas es que son un tratamiento estético renovable, no son de por vida y pueden quitarse si así se desea, sin riesgo de que el diente esté dañado. Además, con el paso de los años sirven de protección al diente porque actúan como un escudo protector contra ácidos y otras agresiones.
Una desventaja sería que con esta clase de tratamiento solo debe descartarse si existen problemas bucodentales, ya que esta no sería la solución. Por el contrario podrían tapar estos problemas haciendo que empeoren con el tiempo.