Al igual que sus seres queridos más íntimos, Rocío Oliva se acercó a la Casa Rosada para despedir los restos de Diego Maradona, su última pareja.
Sin embargo, no la dejaron pasar y le comunicaron que podría despedirse al otro día; como cualquier ciudadano, lejos del clan.
En medio de la angustia por la muerte del Diez y por no tener la posibilidad de despedirse de él como le habría gustado, la panelista de Polémica en el bar (América) charló, entre lágrimas, con Mariano Iúdica sobre la muerte de su ex.
"Vine porque este es mi trabajo. Por el respeto que te tengo a vos y a mis compañeros. Tenía que estar, que venir... Acá me cuidan y me tratan bien. Ni lo dudé. Si no era hoy, iba a ser mañana o pasado... Me cuesta caer. De hecho, no caigo".
"Vine porque este es mi trabajo. Por el respeto que te tengo a vos y a mis compañeros. Tenía que estar, que venir... Acá me cuidan y me tratan bien. Ni lo dudé. Si no era hoy, iba a ser mañana o pasado... Me cuesta caer. De hecho, no caigo", contó, quebrada en llanto.
En ese punto, reveló cómo se enteró de que su ex había muerto. "El Ruso me mostró un tweet que había escrito Jorge Rial, decía que a Diego lo habían asistido por una descompensación. Yo les dije que no sabía nada, pero siempre tomándolo como algo que tenía una solución. Pero empecé a escuchar rumores de que había fallecido. Cuando salí, la llamé a mi mamá desde mi auto y le pregunté qué había pasado con Diego. Ella me dijo que no sabía, que no me adelantara... Quería que llegara bien a mi casa, pero a mí todos me estaban llamando y preguntándome... Yo quería que me lo confirmara mi mamá, sabía que ella me iba a decir la verdad", reveló.
"Llamé a mi mamá desde mi auto y le pregunté qué había pasado con Diego. Ella me dijo que no sabía, que no me adelantara... Quería que llegara bien a mi casa, pero a mí todos me estaban llamando y preguntándome... Yo quería que me lo confirmara mi mamá, sabía que ella me iba a decir la verdad".
Y se despidió contando que se quedó varios minutos en el auto antes de decidir ir a su casa, que no sabía bien qué hacer ni con quién hablar.