El gesto de pesar es unánime ante la noticia: tras dar una valiente lucha contra el cáncer de riñón, murió Ernesto Gauna. Mejor conocido y más querido como Pocho "La Pantera". Tenía 65 años y un espíritu veinteañero. Pero, de un tiempo a esta parte, venía con el cuerpo algo cansado, de tanta batalla dada: "Hasta los 61 años, ni siquiera fiebre tenía… A mí me gusta el boxeo y como me dolía el lumbago me saqué unas placas y el médico me dijo que tenía jodida la columna, miró la vesícula y me dijo que me vaya a hacer ver. (...) Dos días más así y me moría, porque me explotaba… Ahí el doctor Castellano me dicen que tenía el riñón jodido y pidieron hablar con mi mujer. Entonces, dije 'tengo la papa'", relataba con toda su simpleza y fortaleza sobre el curso de su enfermedad, ante el panel de Intrusos, justo un año atrás. Su hijo Mariano, su pareja, Viviana "La Griega" Basilia, y una multitud de seguidores (eran moneda corriente los mensajes de aliento que recibía vía Twitter), fueron el gran sostén físico y emocional en este trance.
Así relataba cómo fue enterarse que padecía cáncer: "Es una lección de vida que me encanta estar pasándola, porque recuperé cosas perdidas entre los seres humanos".
Según supo relatar, desde que le diagnosticaron la enfermedad, su salud sufrió varios altibajos. Sin embargo, Pocho se mostraba confiado y fuerte ante las cámaras: "No me hizo mierda enterarme. Al contrario, es una lección de vida que me encanta estar pasándola, entre paréntesis, ¿no? Porque recuperé cosas perdidas entre los seres humanos".
En ese contexto, y agradecido por las muestras de amor de la gente, el cantante escribió días atrás: “Recuerden esto, ustedes me dieron todo gracias por el aguante”, acaso sin imaginar ¿o tal vez sí? que esas serían sus últimas palabras públicas.
Se fue un día gris como pocos. Dice la cumbia y el mito popular que "siempre llueve cuando muere un pibe bueno". Una "pantera", en este caso.
¡Hasta siempre, Pocho!