El insinto periodístico de Melisa Zurita (41) fue tan fuerte que interrumpió sus plácidas vacaciones familiares junto a su hija Emma (5) y su marido, Gustavo Holstein, para irse de lleno a la peligrosa tarea de cubir la furiosa entrada en actividad del volcán Cumbre Vieja en la isla La Palma, una de las que componen Las Canarias.
"Estaba en España de vacaciones, porque hacía un mes que había terminado con Canal 26. Y como estaba en Madrid, a tres horas de La Palma y decidí ir. Me compré un trípode, una luz, una cámara y todas las cosas que necesitaba y me fui para allá", cuenta a Ciudad en una charla a fondo.
-¿Qué sentiste apenas viste por primera vez las erupciones del Cumbre Vieja?
-Cuando llegué, vi el volcán y esas explosiones, era un espectáculo maravilloso. Algo que nunca había visto en mi vida, no podía dejar de mirarlo, sentir las explosiones, el piso que se movía. No sé cómo describirlo, pero ver la lava que salía de ese volcán con tanta furia. Y claro, me da muchísima pena por todas esas familias que están perdiendo sus casas, sus terrenos, todo. Pero por otro lado es un fenómeno de la naturaleza maravilloso, hasta me prestaron unos binoculares y no podía dejar de mirar. Te hipnotiza.

-¿Qué fue lo más impactante que viviste a nivel periodístico?
- Lo más duro que me tocó fue cuando entramos con la Guardia Civil a recorrer las zonas de desastre, donde la lava se había devorado absolutamente todas las viviendas, las iglesias, los colegios. Ver cómo las familias evacuadas ingresaban a sus casas acompañados por la Guardia Civil y se llevaban las ventanas, puertas, todo lo que podían, porque tenían solo 15 minutos para hacerlo, eso fue conmovedor. Ver pasar a familias llorando dentro de sus autos, porque se habían enterado del desastre, porque habían visto imágenes desde drones de la lava devorándose sus casas, eso fue tremendo.

-¿Empatizaste con alguien en particular en medio de esa cobertura?
- Sí. Pude entrevistar personas que perdieron sus casas. Como Neftalí, que tenía su casa y abajo su peluquería, y se lamentó porque la lava se le llevó la vivienda y su comercio Él ahora no tiene casa ni trabajo. Ver a los animalitos me conmovió muchísimo, porque rescataban a las personas y a los animales al mismo tiempo. Y después fui a un refugio y me emocionó hasta las lágrimas ver cómo cuidan a los animalitos, que sufren todas las secuelas. Porque los perros ladraban porque sentían las erupciones volcánicas
-¿Eras consciente del peligro que corrías mientras buscabas documentar la catástrofe en Canarias?
-No fui muy consciente del riesgo que estaba tomando hasta que hablé con un médico neumonólogo, con un geólogo. En los primeros días por la adrenalina de lo que estaba viendo y querer cubrir la noticia para todos los medios no usaba barbijos, máscaras, y cuando empecé me caían las cenizas en la cara, en los ojos. Se me irritaron los ojos y no podía ni abrirlos. Después, los otros días pensaba que no pasaba nada y estuve sin barbijo de un lugar a otro. El día que la lava llegó al mar me fui al puerto y no podía respirar por todos los gases tóxicos por todo lo que fue arrastrando la lava, porque usé barbijo, pero no la máscara que debía. No tomé mucha consciencia hasta que las autoridades de la isla me dijeron que me tenía que cuidar más, y empecé a tomar más recaudos.

-¿Sentiste miedo en algún momento?
-Claro que tuve miedo. Un día que estaba haciendo una cobertura en vivo para La Nación + tuve que salir corriendo, tuve que cortar la transmisión. Ahí sí tuve miedo. Se estaba moviendo todo y el volcán estaba en erupción, más furioso que nunca. Otra vez que tuve miedo fue cuando estaba al aire para Telenoche, que estaba sola y por el viento y las cenizas no me podía ni mantener parada, porque las cenizas me caían en la nariz, los ojos y la boca. De hecho, después estuve dos días sin salir porque me había afectado a las vías respiratorias. Ahí sí que me asusté.
-¿Qué te hizo permanecer en una zona de catástrofe y correr tanto riesgo?
-No sé por qué me quedé en la zona de peligro extremo. Uno no toma consciencia, porque la primera noche me quedé llena de cenizas. Después de que salí para Telenoche hasta mi familia y mis amigas me decían que salga de ahí, que tenía una hija porque yo ya arrastro problemas respiratorios. Por querer estar en todo no pensé que podía estar en peligro.

-¿Cómo es la situación ahora?
-Estamos confinados porque se abrió una nueva boca que está viniendo para el lado de los llanos, y tenemos todo listo en caso de que tengamos que evacuar.
-¿Te enojaste de verdad con Mariano Iúdica cuando en Polémica en el Bar te daba indicaciones y lo invitaste a que haga él la cobertura del volcán?
-Se lo dije con buena onda. "Mariano, por qué no venís y me ayudás". Pero sonó a vení vos a quedarte abajo del volcán, la nube tóxica y la ceniza. Después de eso me llamó el productor para salir al aire el lunes siguiente, pero ya no podía. Pero me dijeron que a Mariano le encantó, creo que habrá quedado contento.

-¿Le agarraste el gusto a esto de ser reportera de zonas de desastre?
-Me gusta esta experiencia que estoy teniendo. Si bien estuve muchos años de movilera, y también estuve muchos años en el estudio, es la primera vez que trabajo en otro país y así, con este nivel de exposición, con medios internacionales que me llaman para hacerme notas, como CNN, ABC News, la Televisión Española, o radios locales de la península. Es un drama todo lo que está sucediendo, pero a nivel personal me gusta muchísimo. Y creo que me gustaría seguir siendo corresponsal.
-¿Vas a volver pronto a Argentina?
-Tengo pensado volver. Ahora estoy trabajando en España y después en Estados Unidos, pero en algún momento voy a volver a mi país para ver a mi familia.
