EL RAP ES DE NOSOTROS... LAS VAQUITAS SON AJENAS. El video de Marly-Gomont.
Le dicen "le rappeur agricole" y no por casualidad: este muchacho que se hace llamar Kamini a secas (sin dar todavía a conocer su apellido) surgió de un pueblo de 432 habitantes de la campiña francesa, Marly-Gomont, ubicado en la región de Picardie, al norte de Francia. Poco se sabe de él: es enfermero en Lille, pero la biografía que figura en su web oficial no ofrece más que diez líneas y apenas tiene una sola canción, titulada Marly-Gomont (y esto remite de nuevo al mismo dato anterior). Con poco, Kamini logró figurar entre los personajes del 2006 de la revista americana Time y del diario francés Le Monde. ¿Cuál es el secreto del sorprendente suceso? Un video que recorrió internet de modo viral, llegando a tener en total (desde los diferentes servidores donde figura: YouTube, Dailymotion.com y WAT.tv) casi 4 millones de visitas. El presupuesto total, 100 euros y un poco de humor (¡pero ni siquiera tanto!).
El fenómeno se entiende mejor teniendo en cuenta que Francia es una potencia en cuestión de hip hop, detrás de Estados Unidos y al mismo nivel que Inglaterra y Alemania. Pero claro, es más común esperar del rap francés un rima dura del gueto parisino antes que este flow socarrón de la campiña poblada de vacas al mejor estilo pampeano. Lo cierto es que Kamini se convirtió en el nombre más linkeado en la internet francesa, con un único hit que en noviembre fue editado como single por el sello RCA como parte de un contrato que incluye dos discos.
¿Pero sobre qué canta Kamini? En los versos de su hit, comparte con el mundo su rutina que, de tan aburrida, provoca sueño: "En Marly-Gomont no hay hormigón/ 65 años la media de edad de los alrededores/ una cancha de tenis, una cancha de basket/ tres jóvenes en el pueblo,/ así que para jugar no es lo mejor". A fines de agosto, una vez que tuvo el video listo, se lo mandó a algunos sellos por mail, pero sólo apareció en una web de venta de remeras. En menos de un día el video ya era objeto de una cadena de links que comenzaba a crecer apresuradamente. Y para mediados de octubre, llegó el contrato: casi una demanda popular. En dos meses, Kamini se transformó en un rapstar que no le canta ni al sexo ni a la violencia... ¡y que tiene la panadería más cercana a 8 kilómetros! En su hit apenas si hay un pasaje dedicado a la cuestión racial: " Vengo de un pueblo perdido al Aisne, en Picardie/ 95% de vacas, 5% de habitantes, y entre ellos/ una sola familia de negros/ tenía que ser la mía/ carajo, una verdadera pesadilla". Pero la clave de todo es exorcizar el enorme aburrimiento que se vive al costado de la ruta interregional D-774. E internet fue para Kamini la solución: una herramienta fabulosa para no terminar esquilando una oveja... o vaya uno a saber qué otra cosa. En sus propias palabras: "Dedicado a toda la gente que vive en pueblitos perdidos/ donde está la miseria, donde no hay nada que hacer/ donde todo está cerrado/ esos pueblitos perdidos que nadie conoce".