Con apenas 21 años, la China Suárez (27) se convirtió en madre de Rufina (6), fruto de su relación con Nicolás Cabré (39), en momentos en que además estaba en plena explosión como actriz, tras surgir de la mano de Cris Morena. Consolidada como artista y madre, formó pareja con Benjamín Vicuña (39) y tuvo a Magnolia (1).
Así es que hoy, como mamá de dos nenas con dos padres distintos, la protagonista de Argentina, tierra de amor y venganza no se resigna a delegar la crianza de sus chicas. En una entrevista con la revista Gente, la China aseguró: “Tengo una niñera a la que adoro, pero hay cosas que elijo hacerlas yo, como bañar a mis nenas, cocinarles y darles de comer”.
"Cuando una decide ser mamá, asume una responsabilidad, pero nada, ni la profesión, termina ahí. La maternidad siempre es compatible. Y eso es algo que voy a inculcarles a Rufina y a Magnolia”.
Acto seguido justificó: “Mamá, que dejó su carrera de diseño de interiores para criarnos a mi hermano y a mí, cada tanto me decía ‘Euge, nunca te postergues por nada, ni por un hombre’. Cuando una decide ser mamá, asume una responsabilidad, pero nada, ni la profesión, termina ahí. La maternidad siempre es compatible. Y eso es algo que voy a inculcarles a Rufina y a Magnolia”.
Más tarde, aclaró cuáles son sus obsesiones respecto a la educación de sus niñas: “Soy muy estricta con el 'buen día', el 'gracias' y el 'por favor', pero no las obligo a saludar con besos a nadie, y menos a quienes no conocen. No me gusta. Y otro aspecto es atender a los demás”.
Al final, la China Suárez confesó cuáles son las particularidades de tener una familia ensamblada: “¡A Benja le cuestan los límites! Pero me banca. Si me ve llorando porque Rufi, con quien soy muy estricta, no hace caso, me contiene con sus consejos. Y yo a él. Ése es el límite con los hijos de cada uno. Mantenemos la línea de ‘cada casa con sus reglas’”.