Cuando comenzó “Para vestir santos”, Virgi, Susi y Male (Siciliani, Toscano y Cid) eran tres solteronas sin rumbo, ahogadas por una madre castradora y acaparadora que muere en el primer capítulo pero que continúa mortificando a sus hijas desde el recuerdo y la ausencia.
“Para vestir santos” mostró cómo tres hermanas quieren matarse sin dejar de amarse. Cada una enfrentó a lo largo de la historia una cruz personal y a lo largo de la trama aprendieron a superarse a sí mismas.
En el último capítulo llega la navidad, y las hermanas San Juan organizan una cena en lo de Virgi (Siciliani) y Julio (Ferro). Cada una asiste con su pareja: Susi (Toscano) con Sergio (Mirás) Male (Cid) con Emilia. También invitan a María Eugenia (Carrá), su media hermana que en un principio odiaban pero que ahora aceptaron como a una más de la familia.
Aunque el final les sonríe a todos, las tres aún tienen una cuenta pendiente: haciendo balance recuerdan a su amado y fallecido tío, pero dando un toque de misticismo en el final los autores hicieron que las hermanas coincidieran en un sueño para poder despedirse del personaje que interpretó Hugo Arana.
En ese sueño, el fantasma del tío les explica que tienen que seguir juntas, que ya pueden ser felices y, lo más importante, no se van a ver nunca más, dando el pie para que la historia llegue al desenlace.
Con sus dramas superados y sin cuentas pendientes, las hermanas San Juan y sus respectivas parejas terminaron haciendo lo que mejor realizaron capítulo a capítulo: cantar y bailar un musical “kitch” donde todos hicieron galas del histrionismo escénico.