La relación padre-hijo siempre tiene sus cosas buenas y sus momentos malos. El amor fundamental que debería existir a veces puede transformarse en enojo, pero siempre hay un sentimiento de unidad. Una de las cosas más importantes para afianzar esos sentimientos es compartir tareas o actividades en común.
Los videojuegos no tienen porqué ser sólo cosas de chicos o adolescentes, entonces. De hecho, varios estudios recientes revelan que los jugadores no son sólo niños, sino que hay unos cuantos grandulones enfrente de las pantallas. ¿Qué mejor entonces que compartir la experiencia de aquellos que de chicos pasaban horas delante de los "fichines" para compartir una actividad con sus hijos?
El sitio Ars Tehcnica desarrolló una serie de recomendaciones para disfrutar este momento:
- Los juegos no son tan complicados. Sólo hay que tomarlos como otro desafío.
Sólo es necesario prestar atención. Hay juegos más complejos que otros, y la capacidad de los chicos de ahora de dar seis o siete órdenes simultáneamente puede abrumar, pero sólo muestra la evolución natural de las cosas: los chicos de hoy nacen con la tecnología en el hogar, la adoptan como algo natural. Manteniendo un diálogo fluido y un control sobre las situaciones que se presentan en los juegos (para poner un filtro en lo que a violencia, racismo o sexo se refiere), las cosas van a andar bien. Fundamental: hacerse tiempo.
- Jugar con los chicos
Jugar es algo fundamental en la vida de los niños, y compartir el juego con los padres brinda una sensación única para ambos. Lo mismo pasa con los videojuegos. Los padres pueden enseñar lo que saben a los chicos, especialmente en lo que a juegos clásicos se refiere, y después empezar a compartir los que ellos elijan. Es una buena forma de entender los tipos de juegos que a ellos les gustan y porqué. Desde los juegos es posible impartir lecciones de vida, introducir valores o introducir el respeto hacia otros. Los juegos que requieren la intervención de más jugadores ayudan a actuar en forma cooperativa. Los de deportes pueden ayudar a que se interesen más en esos deportes en la vida real.
- La importancia de establecer límites
Y si, hay que poner límites. No se trata de comprar una consola y dejarla en la habitación para que "juegue solo". Como con otras actividades (TV, salidas, visitas de amigos, etc.) debe destinarse un tiempo específico para la hora del videojuego, y debe estar bajo una mirada atenta. Cuanto más grandes sean los chicos, mejor. Los más chicos deben primero aprender otros juegos de la vida real y jugar con otros chicos de su edad.
- La edad adecuada no siempre es la que dice la caja
Como con las películas, los videojuegos traen recomendaciones de edad para cada juego. Pero al ser algo muy genérico, no siempre se condice con lo que un chico necesita ver o vivir. Es más, algunas prohibiciones pueden ser por el lenguaje y no por la extrema violencia. Como es algo impreciso, conviene chequear en foros, sitios oficiales e incluso en trailers en otros sitios antes de decidirse por la compra de un título nuevo.
- Juegos online, un desafío aparte
En la época de los fichines, la competencia era contra la máquina. Los juegos deportivos y algunos títulos permitían jugar contra otros jugadores, o compartir una aventura. Internet permite la relación con milllones de jugadores de todas partes del mundo, en forma omnipresente. Eso sí, no todo el que está detrás de un nickname es quien dice ser, con lo cual hay que tener cuidado en el tipo de información que se comparte a través de un juego. Ni hablar si se entabla una amistad virtual que pueda ir más allá.
Se recomienda no dejar jugar a chicos menores de 12 años a los juegos online multijugador, a menos que sea muy seguro e incluya chat con filtros.
Los problemas más comunes es que hay mucho racismo y uso de términos sexuales, así como conductas agresivas al jugar en forma online. Como en la vida real, hay que enseñar a los chicos a no hablar con cualquier desconocido ni aceptar regalos.
- Estar atento a los efectos negativos
Hay estudios a favor y en contra de los videojuegos. Algunos que dicen que fomentan el sedentarismo, la agresión y el aislamiento, mientras que otros sostienen que, por el contrario, permiten desarrollar los reflejos y preparan para las actividades complejas del mundo real. Lo que hay que evitar es la adicción. Si los chicos cambian de humor cuando juegan o se ponen ansiosos por no poder jugar, dejando de lado otras actividades como la tarea escolar, estar con amigos u realizar otras tareas, es que algo anda mal.
Si no respeta los límites impuestos de tiempo o si deja de lado otras actividades por jugar, entonces es tiempo de entrar en acción. Si se supervisa y se controla, el tiempo dedicado a los videojuegos no tiene porqué ser un problema.
- Los aspectos positivos de jugar
De nuevo, jugar es una actividad importante en la vida de los chicos. Si se hace con moderación, claro, y compartiendo tiempo con otras actividades. Hay muy buenos títulos para divertirse, aprender y desarrollar habilidades como empatía, trabajo en equipo, ver las consecuencias de la toma de decisiones y como trabajar y jugar con otros.
Los juegos, incluso, pueden brindar herramientas para la solución de problemas complejos, ayudar al desarrollo del pensamiento lógico y no frustrarse al afrontar constantes desafíos.
Y para los que afirman que es una actividad que fomenta el aislamiento, simplemente deben mirar el entusiasmo con el que suelen mirar cuando otros juegan, algo que puede derivar en una interrelación social.