Basta con recorrer un par de camas o visitar algún que otro telo para ponerse en tema. Hay toda clase de gritos, gemidos y exclamaciones bajo el sol. La cuestión es qué tan honestas son estas expresiones de desenfreno ¿de verdad de verdad lo que te está pasando exige que grites como una loca? ¿no será que también hay un alguito de más agregado como para impresionar al amante?
Marga me decía que ella es de las silenciosas, que muy rara vez deja escapar su voz en la cama. No por eso sus amantes tienen dudas acerca de lo bien que la está pasando. Ella asegura que ellos lo saben. Y que antes que por su voz o sus suspiros, pueden darse cuenta de lo que le pasa por lo que es capaz de expresar con los movimientos de su cuerpo.
Así que ella tiende a desconfiar de los gritones ¿Cómo se supone que aquellos más silenciosos, los que apenas arrojan algunas respiraciones fuertes vayan a creer en la sinceridad de los escandalosos? "No es que los callados sientan menos", aclara por si hace falta.
Yo me pregunto: ¿gritan porque les gusta el sexo o porque les gusta gritar? ¿no hay muchas otras maneras de mostrar lo que sentimos? ¿si estamos preocupados por mostrar cuánto nos gusta no nos estamos olvidando de disfrutar? Y otra cuestión importante: ¿las parejas de los gritones disfrutan de escucharlos a todo volumen? ¿o es un poco desconcertante estar con alguien que se vuelve tan ruidoso?