Muchas mujeres pueden tener un orgasmo tras otro sin haberlo planeado, ni practicado. Así de simple, son multiorgásmicas. Los hombres no disfrutan de ese privilegio a priori, pero lo pueden conseguir. No nacen multiorgásmicos, pero se hacen. Es cuestión de aprender la técnica.
La clave para la multiorgasmia masculina es separar la eyaculación del orgasmo. Está claro que para la inmensa mayoría de los hombres eyacular y tener un orgasmo son una misma cosa. Pero pueden ir por separado. Entonces lo que se hace es aprender a no llegar a eyacular para experimentar un orgasmo y luego otro. Se trata de contracciones musculares involuntarias, algo así como un orgasmo seco.
Lo primero que el hombre necesita hacer es tener conciencia de los momentos previos a la eyaculación. Los ejercicios Kegel ayudan mucho a lograr mayor control. El objetivo, decíamos, es separar las contracciones musculares que provocan el orgasmo de la eyaculación. Concéntrense en eso. Una de las formas más efectivas para aprender es practicar con la masturbación: hay que detener el estímulo justo antes de eyacular. Una vez incorporado el mecanismo, eso podrá trasladarse a la relación en pareja.
Lo cierto es que nada de esto es nuevo. La técnica es oriental, una lección del Tantra. No quiere decir que por aprenderla tengamos sexo tántrico. Pero la idea oriental era no malgastar el semen para evitar la descarga de energía vital que se produce con la eyaculación. Para ellos no se trataba de volver al hombre multiorgásmico, pero sin embargo lo lograron. A nosotros sólo nos interesa aplazar la primera eyaculación para permitir que se produzcan varios orgasmos antes de permitirla. De más está decir que cuando finalmente ocurra, el orgasmo será muy intenso.
Con paciencia muchachos, todo llega ¡varias veces!
¿Les interesa a los hombres volverse multiorgásmicos? ¿Van a practicar?