Traición de traiciones. Una novia italiana se escapó de su propia fiesta de casamiento con el amigo de mi marido. Después de 10 meses de relación Sara, de 30 años decidió casarse con Andrea, de 34.
Sin embargo, luego de dar el sí parece que se arrepintió. Sara llegó puntual a la Iglesia a bordo de un auto que manejaba el amigo de su marido, y vestida de color marfil fue recibida por el novio y por una treintena de invitados. Después del esperado ¡Sí, quiero!, de las fotos felices y del arroz, la novia pidió ir a cambiarse para estar más cómoda en la fiesta y se fue acompañada por el amigo de su marido, el falso chofer, que desde hacía varios meses jugaba al fútbol con él.
Mientras tanto, el marido y los invitados se fueron al restaurante pero la novia nunca llegó. Tras esperar una hora y media, y de llamar y que el celular de ambos traicioneros esté apagado, el novio finalmente pudo comunicarse con Sara. "Cometí un error, lo siento, mi corazón me lleva a otra parte", le dijo al ¿marido?
La nueva pareja partió en viaje de luna de miel hacia Grecia, mientras que al marido no le quedó otra que quitarse el anillo y dirigirse a una abogado matrimonialista para conseguir, además del divorcio, resarcimiento por daños materiales y morales.
"Ha transformado un sentimiento de amor en odio", afirma Andrea, y agrega muy práctico: "Lo hubiera pensado antes, al menos no habríamos gastado tanto plata en semejante puesta en escena".