"Cuando pasé los 30, hubo un cambio en mi manera de mirar la música, y necesité tomarla de una forma más personal", asegura Marcelo Ezquiaga, que, a sólo dos años de la barrera de la treintena, lanzó su primer disco como solista, "Un buen pescador". Pero él no lo ve como un corte, sino como una continuación porque, según dice, "Mi Tortuga era un seudónimo que usaba para tocar en banda, y ahora como solista también toco en banda, con un bajista y un baterista. Lo que por ahí cambio fue el hacerme cargo. En la banda aportaba mucha gente alrededor de un eje, que era yo. Ahora, como solista, el eje es la música".
En "Un buen pescador" se nota una fuerte influencia del pop en tus canciones, cosa que en Mi Tortuga no se veía...
Siempre me gustó el pop, pero cuando me junté con la gente con la que hice el segundo disco de Mi Tortuga ("Mapa", de 2004), salieron cosas más experimentales. El primer disco de la Tortuga ("Mar del Plata en invierno", de 2002) y el último, que es casi solista ("Mi Tortuga Montreux", de 2006), también son más pop. Crecí con el pop, pero también soy un hacedor de canciones. Experimento a nivel armónico y sonoro. Todos mis discos son diferentes.
¿Es una obligación que te imponés?
La música es carácter, y yo no tendría carácter haciendo siempre lo mismo. A mí me enriquece que me cueste tocar los temas, me gusta exigirme, ver hasta dónde puede llegar. Yo pongo todo en lo que hago y no puedo especular. Nadie debería estancarse. Eso es criticable en el rock, la gente se estanca cuando ve que gana algo de plata y está cómoda. Si uno puede hacer música mejor, la tenés que hacer. Yo lo veo como una obligación. Quiero que mi próximo disco sea mejor que este, y así ir evolucionando.
Vos sos de una generación de músicos que no tienen un género definido. ¿Por qué pensás que se dio ese fenómeno?
Es que cambió la forma de hacer música. No nos estamos dando cuenta porque lo estamos viviendo. A largo plazo se va a notar lo que estamos haciendo. Hay muchas bandas que van sobre lo seguro y otras que se ponen a investigar sobre lo que todavía no se hizo. Están buscando la canción desde otro lugar y no tanto en el estribillo. Y por ahí la gente se cansó de cantar estribillos. El rock se convirtió en algo distinto. Hay gente que prefiere quedarse sentada mirando la televisión, y hay gente que sale a buscar cosas. Y la búsqueda es la aventura, y la aventura es lo mejor que te puede pasar.
¿Y tenés la esperanza de que este estilo consiga una mayor masividad?
No se si es importante que sea masivo. Yo soy músico y vivo de esto. No sé si la masividad es un triunfo, no lo sé, no lo viví. Buscar permanentemente un hit es buscar la aceptación a toda cosa. Hubo artistas que de primera oída no los entendí. Las cosas radicales al principio molestan, pero después te termina modificando. Bach murió sin saber si su obra iba a trascender, y revolucionó la música.
Además de tus proyectos personales, hiciste música para películas. ¿Cómo fue la experiencia?
Me suelo hacer muy amigo de directores, y se dio naturalmente que me pidieran que les haga la música. Para mí es más relajado. Paso a ser dirigido musicalmente y puedo elegir no siempre tocar. Para la banda de "El Sueño del Perro" no toqué ni una nota. Tiene cello, batería y guitarra criolla. Para "Nadar Solo" si toqué yo.
¿Creés que hace falta más gente que sepa hacer música en un ámbito tan improvisado como es el rock?
Yo escuché mucha música tocada con tres notas que está buenísima. Cosas de Lou Reed, por ejemplo. O de John Lennon. "Mother", de Lennon, tiene solo tres acordes y es maravillosa. El tema es que Lennon podía hacer cosas increíbles con tres acordes, pero no era lo único que podía hacer.
Marcelo Ezquiaga y Las Últimas Cosas presentan de manera oficial "Un buen pescador" el próximo viernes 20 a las 21 en un show íntimo para solo 150 personas en la sala Batato Barea del Centro Cultural Rojas, Corrientes 2038.