La tesis del investigador belga Dirk Adang, de la Universidad de Louvain-la-Neuve, sugiere que las ondas electromagnéticas podrían tener un efecto nocivo sobre la salud. Adang sometió a tres grupos de ratas a ondas similares a las que emiten los móviles, las antenas que les dan cobertura y las redes wifi durante 18 meses, el equivalente a un 70% de la duración media de la vida de estos animales.
En los tres grupos el índice de mortalidad fue del 48,4%, el 61% y el 58,1%, frente al 29% del correspondiente al grupo de control, que no había sido bombardeado con ondas electromagnéticas. Además, el científico comprobó que la exposición a estas durante 15 meses provocó un significativo deterioro de la memoria de los roedores.
Pese a todo, su director de tesis, Vander Host, se muestra "prudente" respecto a la posibilidad de extrapolar estos resultados a los seres humanos debido a las diferencias morfológicas entre ambas especies.
En general, la Organización Mundial de la Salus (OMS) cree oportuno esperar hasta 2015 para determinar qué efecto ejerce este tipo de radiaciones sobre nuestra salud con el propósito de que haya transcurrido el tiempo suficiente para evaluarlo, pues la telefonía móvil, por ejemplo, comenzó a utilizarse en 1998.