¿Usted me está diciendo que tomó media botella de viagra y que lo hizo eyacular tanto que le voló la cabeza a su mujer?", pregunta el oficial apenas empieza el capítulo de "Princess". "Sabía que no me iban a creer", responde cabizbajo el señor Richards, sentado en la cama donde yace su esposa recién muerta. "Le creo, hemos tenido 18 casos similares últimamente, desde que apareció el viagra siempre tenemos pequeños problemitas", informa el policía. Lo que sigue a lo largo de todo el episodio mantiene el mismo grado de acidez, morbosidad y sexo explícito (incluida una violación post mortem).
En el segundo capítulo, la adorable perrita Princess oye ruidos raros, que no son ni más ni menos que los producidos por el mismo matrimonio intentando que el señor Richards tenga un orgasmo, algo que consigue después de tres horas. Cuando lo alcanza, otra vez, le vuelve a volar la cabeza a su esposa. (¿No recuerda al pequeño Kenny, de South Park, que muere trágicamente en todos los programas?).
Al margen de las diferencias y similitudes, la dupla creativa Trey Parker y Matt Stone quiso redoblar su apuesta. Inventar a las cuatro criaturas más terribles, maleducadas y caprichosas de South Park no les fue suficiente. Se propusieron armar una serie de dibujitos animados pornográficos, con personajes parecidos física y mentalmente a los del pequeño pueblito estadounidense, pero apenas los directivos observaron los dos primeros capítulos les bajaron el pulgar y el proyecto, que consistía en crear 63 episodios, fue cancelado. En Argentina, la noticia pasó sin pena ni gloria, pero todavía es posible ver los sextoons en la web. ¡A googlearlos!.