La entrega de los premios Oscar es la noche más glamorosa y esperada por los trabajadores de la industria del cine, y como toda buena fiesta, la comida es esencial. En todo el mundo van a estar atentos para criticar, para bien o para mal, desde la vestimenta de los famosos hasta quienes comieron o bebieron de más. Así que no hay que dejar detalle librado al azar.
La tradición de la ceremonia de los galardones de la Academia marca que los comensales degustarán pollo con trufas, salmón oscarizado y el clásico Oscar de chocolate. Como hace 19 años, al mando de un ejército de de 350 cocineros y 600 camareros estará el chef austríaco Wolfgang Puck, que deberá saciar a casi 1.500 rigurosos paladares.
Pero para ir calmando la ansiedad en las horas previas, habrá los bocadillos pizzas, mini hamburguesas con queso cheddar y conos rellenos de salmón ahumado. En las inmediaciones del microestadio instalarán un sushi bar y una estación de frutos de mar.
Como plato principal, los aspirantes a subir al atril degustarán cerca de 12 menúes como papas al horno con caviar, tortellinis con trufas, cordero y langosta. De postre y para atenuar la angustia de no haber ganado ni una terna, los artistas elegirán entre una veintena de dulces, como crème brulée de chocolate y frambuesa, cintas de helado con uvas congeladas y las miniaturas del Oscar de chocolate cubierto por polvo dorado.
La cita será el domingo y esta vez no habrá presencia argentina entre los nominados a mejor película extranjera, ya que Infancia clandestina no logró pasar la selección.