Sudán es uno de los tres últimos rinocerontes blancos que quedan sobre la faz de la tierra, siendo el único macho y la única esperanza de vida de su especie. La vida del rinoceronte está en la cuerda floja debido a una infección grave en su pata derecha, la cual es derivada de su avanzada edad.
Sudán está casi al final de su vida, ya que tiene 45 años y la especie suele vivir entre los 40 y los 45 años. En el pasado, el rinoceronte tuvo dos crías hembras y desde ese entonces no se ha logrado reproducir, por esto en diciembre 2017 se formó un comité integrado por veterinarios, ecologistas y expertos en fauna salvaje de Kenia, cuyo único objetivo es trabajar para tratar de salvar la vida del último espécimen vivo de rinoceronte blanco macho.
Con el rinoceronte también se encuentran dos hembras vivas, pero como el anciano animal no puede aparearse el Conservatorio de Pejeta recaudó la increíble suma de 9 millones de dólares para desarrollar las técnicas de fertilización asistida, que son necesarias para salvar la especie.
El Conservatorio Pejeta aseguró que un equipo de veterinarios de todo el mundo supervisa 24 horas al día el estado de salud de Sudán. No obstante, la reserva natural keniana no es optimista y se pronunciaron en cuanto a su recuperación: “No es buena porque presenta una nueva infección, mucho más profunda y en el mismo lugar que la anterior. Está tardando más de lo normal en recuperarse”.
No es un secreto para el mundo que la caza furtiva de estos animales ha contribuido enormemente a su inminente extinción, ya que sus cuernos son más valiosos que el oro por supuestas propiedades curativas y afrodisíacas que poseen, algo que los convierte en un producto codiciado. Por ello, Sudán y las dos hembras están fuertemente vigilados las 24 horas del día con torres de vigilancia, soldados armados, perros guardianes y aviones no tripulados.