En pocas semanas iniciará la Copa de la FIFA Rusia 2018, que congregará a varias de las más grandes e importantes figuras de ese hermoso deporte mundial. Pero, posiblemente extrañaremos ver en la cancha a una estrella que decidió dejarnos en su momento de mayor gloria: el artillero Miroslav Klose.
Ya no podremos disfrutar toda su clase como jugador, sin embargo, formará parte del cuerpo técnico de la selección alemana -gran favorita de esta edición-, que tiene la responsabilidad de defender y quizás regresar a casa el ansiado título.
Para Klose, este año no hay otro objetivo salvo mejorar el potencial de su oncena y de aquellos que pretenden ser sus sucesores, caso de Timo Werner, por ejemplo. Entonces, mientras los alemanes definen su estrategia de juego, recordaremos hechos que tal vez desconozcas del gran Miroslav, orgullo de Die Mannschaft y su nación.
No es alemán: este gran jugador que anotó 16 goles en la historia de los mundiales, ubicándose así como el máximo goleador de todos los tiempos, no es siquiera alemán. Klose es polaco y vivió en Francia hasta los 8 años. Después se trasladó a Alemania. Tuvo la oportunidad de jugar para Polonia en 2001, pero decidió no hacerlo. Nunca se refiere a sí mismo como alemán o polaco, prefiere llamarse europeo.
Potencia: el delantero siempre tuvo un ataque poderoso desde una distancia corta, vale decir que todas sus anotaciones las ejecutó en 12 yardas o menos.
Hábil con la madera: previo a convertirse en futbolista profesional, entrenó fuerte para ser carpintero. Este oficio lo mantuvo ocupado hasta los 20 años. Es difícil imaginar a Klose en otro ambiente que no tenga relación con el fútbol.
Lazio: Miroslav marcó cinco goles en un mismo partido cuando pertenecía a Lazio. Aquella vez su equipo triunfó por 6-0 ante Bolonia. Fue el único jugador de su club en lograr tal hazaña.
Amuleto alemán: su Selección jamás perdió un partido donde Klose anotara. Marcó 71 veces para Alemania, demostrando lo importante que fue para el conjunto.
Fe ante todo: siempre ha tenido en alto su fe como católico. Una vez se encontró cara a cara con el Papa Benedicto XVI en el 2012. Suponemos que debieron conversar sobre sus aficiones comunes, ya que Benedicto es fanático del Bayern Munich, antiguo club de Klose.
Pasión familiar: por sus venas corre el amor por los deportes, igual como lo sienten sus padres. Su madre, Bárbara estuvo dentro de un equipo de balonmano en Polonia, y su padre fue futbolista del AJ Auxerre de Francia.
Juego limpio: es considerado uno de los jugadores más justos. En 2005 jugando para el Werder Bremen se rehusó a tomar un penal, debido a que el arbitraje fue incorrecto, y en el 2012 estando con el Lazio admitió haber manejado el balón contra Napoli. El árbitro no le dio tarjeta amarilla, pero sí la mano por su honestidad en la cancha.
Hombre de récords: además de sus 16 míticos goles, quedó como uno de los tres jugadores que anotó cinco veces en dos mundiales consecutivos, y es el único que consiguió pasar a las semifinales en cuatro copas del mundo.
Fidelidad a Die Mannschaft: es el segundo jugador con más partidos junto a Alemania. Tuvo 136 apariciones. Lo supera el ganador de la Copa Mundial de 1990, Lothar Matthaus, que hizo 150 apariciones entre 1980 y 2000.