El descubrimiento de un fósil del primer pájaro carpintero suramericano con 30.000 años de antigüedad es una excelente noticia para la ciencia. El esqueleto del ave estaba casi completo, teniendo en cuenta que el lugar del hallazgo es muy transitado en Buenos Aires,.
Los restos fosilizados del ave fueron hallados específicamente en el yacimiento conocido como La Curva del Chancho, en la localidad de Mariano Acosta.
El pájaro primitivo tenía patas sumamente largas y alas débiles, por lo que paleontólogos presumen que fue una especie que se adaptó a recorrer la llanura pampeana en una época en que no había muchos árboles.
Este raro pájaro carpintero fue bautizado como Colaptes naroskyi, haciendo honor al famoso observador de aves Tito Narosky.
El Dr. Federico Agnolin declaró a la Agencia CTyS-UNLaM que "en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano hay un montón de yacimientos paleontológicos; de hecho, esta región ya había sido estudiada por los primeros paleontólogos y naturalistas argentinos hacia mediados del siglo XIX”.
El estudio de esta especie llevó a los expertos al asombro, ya que la marcada diferencia que existe entre las proporciones del esqueleto de los pájaros carpinteros actuales y sus antecesores es increíble. El fósil del ave muestra que tenía patas muy largas, rasgo de los típicos caminadores, además la debilidad y curvatura de su húmero indican que no tenían capacidad para volar.
Según los expertos y por todas las características de esta especie de pájaro carpintero, se presume que habitó en un ambiente dominado por grandes planicies y escasa vegetación, parecido al de la Patagonia actual pero más seco, sin arboledas a disposición de estos animales, y posiblemente se se alimentaban de hormigueros e insectos del suelo.