Incluso si nunca ha ido a ver a un terapeuta, probablemente esté familiarizado con las convenciones generales. Entrás, te sientas y hablás de cuestiones que causan estrés o dificultades excesivas en tu vida.
Pero, ¿qué pasaría si la terapia no fuera solo una bendición para su salud mental? ¿Qué pasa si la terapia también puede ayudar a la salud de su piel? Créalo o no, no es tan extraño como parece.
Existe un campo creciente de la ciencia llamado psicodermatología, que se centra en explorar cómo nuestro estado mental afecta nuestra piel. A diferencia de los dermatólogos tradicionales, que tratan las afecciones de la piel con medicamentos o cirugía estética, los psicodermatólogos tratan las afecciones de la piel de la misma manera que los terapeutas tratan el comportamiento.
En tanto, buscan problemas psicológicos subyacentes que podrían estar agravando las afecciones de la piel o, en algunos casos, causando que ocurran.
Las estadísticas sobre la incidencia de los trastornos psiquiátricos entre los pacientes dermatológicos son muy variables pero se considera que aproximadamente la tercera parte de los pacientes que llegan a la consulta por un problema cutáneo tienen un cariz psicodermatologico.
Aunque la ciencia es relativamente nueva, los médicos ya han observado categorías generales de trastornos psicodermatológicos.
Psiquiátrico Secundario
Las personas que sufren afecciones psiquiátricas secundarias generalmente experimentan una respuesta emocional a una desfiguración física, como cicatrices notables, quemaduras o decoloración de la pigmentación de la piel. Las afecciones psiquiátricas secundarias también incluyen enfermedades socialmente estigmatizadas, como el herpes genital.
Si bien la psicodermatología no puede ayudar con las realidades físicas de estas afecciones, puede aliviar los sentimientos de vergüenza y baja autoestima que a veces experimentan las personas con estas afecciones.
Psiquiatría primaria
Las afecciones psiquiátricas primarias están estrechamente ligadas a los trastornos mentales subyacentes. Alguien que padece este tipo de afección puede preocuparse por un defecto físico percibido. Pueden causar daño a sí mismos en respuesta a eventos imaginarios, como insectos que se arrastran sobre ellos o gusanos que se esconden bajo su piel. O pueden involucrarse en actividades de automutilación que reducen el estrés, como arrancarse el pelo.
Mientras que los dermatólogos pueden ayudar con el daño de la piel que resulta de estos comportamientos, los pacientes a menudo también requieren la psicoterapia tradicional.