Tras terminar el secundario, Pampita (40) se alejó de La Pampa para probar suerte en Buenos Aires. Lejos de su mamá y de su papá se abrió camino en la ciudad de la furia. Rápidamente, se ganó su lugar como modelo. Si bien adora a sus padres, no suele hablar de ellos. Prefiere que sus historias sigan manteniendo un bajísimo perfil, se siente incómoda exponiéndolos.
Sin dudas, todos se sorprendieron cuando la modelo reflexionó sobre la forma de ser de su mamá y su papá (ya fallecido). Emocionada, reveló que siente que heredó de cada uno. "Físicamente, me parezco más a mi papá. Mi mamá es de piel blanca y ojos verdes, nada que ver conmigo. Nos parecemos en que las dos somos muy flaquitas. Yo tengo los ojos negros, como mi papá y mis hermanos", contó en diálogo con Andrea Frigerio en La Nación +.
Emocionalmente, no se identificó para nada con maneras de ser de sus padres: "No me parezco a nadie. Tal vez, me acercaron a la música. Mi tío y mis primos tocaban el piano. Yo quería bailar. Cuando me mandaron a clases de piano, pedí que me mandaran a ballet. Ahí se dieron cuenta de que me encantaba bailar".
¡Es única!