La espinaca es una planta que se acomoda muy bien a la vida moderna, ya que es fácil de preparar y versátil en muchos platos, además es un alimento recomendable para personas que viven bajo tensión y estrés.
De hecho sus nutrientes poseen un efecto tranquilizante, relajante de los músculos que también fortalecen las funciones cerebrales. Asimismo protege las mucosas, apoya al metabolismo de los carbohidratos, aumenta la glicemia, y por ende vigoriza e infunde un estado de ánimo positivo.
Cuenta la historia que esta legumbre proviene de la antigua Persia, actualmente Irán. Se cree que en el siglo VII llegó a China en manos del rey de Nepal como regalo para el emperador chino. Fueron luego los Moros que la introdujeron en España en el siglo XI, y de ahí al resto de Europa.
También se dice que la espinaca fue el vegetal favorito de Catalina de Medici, una noble italiana, que cuando dejó su Florencia natal, para casarse con el rey de Francia, viajó con sus cocineros que le preparaban especialmente diferentes platos con esta hortaliza.
Su valor nutricional aporta potasio, folatos, fibra, betacarotenos, calcio, hierro, magnesio, manganeso, fósforo. Vitaminas A, C, E, K así como del grupo B (B6, B2, B1) y ácido fólico (vitamina B9). Además es una buena fuente de ácidos grasos Omega-3.
No se puede negar que éste alimento es una excelente fuente natural de vitaminas y minerales, pues también se ha comprobado que su contenido de calcio beneficia la salud de los dientes, huesos y nervios. De igual forma, su consumo regular también mejora el aspecto de la piel, el cabello y las uñas.
Asimismo estas hojas verdes fortalecen los músculos y el corazón, y por si fuera poco estimulan la producción de hormonas, apoyan la actividad sexual y alivia el estreñimiento.
Dato importante: cocinarla a altas temperaturas destruye sus antioxidantes, mejor consúmala cruda o cocida al vapor, y recuerde que debe recurrir a la espinaca máximo 2 ó 3 veces por semana porque su contenido de oxalatos puede inhibir la absorción del calcio.