Si ya es muy triste tener que despedir a una mascota, mucho peor es que su muerte ocurra en plena cuarentena obligatoria, un momento en el que la compañía de los animalitos cobra una importancia especial.
Así les pasó a Julián Serrano y a Malena Narvay, que sufrieron el golpe de perder a León, un conejito que tenían hace un año. Muy conmovidos, los dos le dedicaron un homenaje desde sus respectivas cuentas de Instagram, donde compartieron fotos y videos de los momentos felices compartidos y contaron tiernas anécdotas con su amiguito.
Así se expresó Julián:
"León. Estoy destrozado. Nunca nadie me hizo llorar así. Yo, que buscaba maestros para tratar de entender un poco más la vida, vos, con tus dos kilitos y doscientos gramos, me enseñaste más que todos juntos. Eras una bola de puro amor y ternura. Una cosita graciosa que saltaba por toda la casa llenándola de luz. Cualquier cosa que hacías me robaba una sonrisa.
Cada vez que podías, te subías encima y dabas besitos, te posabas en mi pecho y cerrabas los ojitos y dormías conmigo... Y, de vez en cuando, también me mirabas con cara de culo cuando te retaba, ja ja... Nunca imaginé que iba a extrañar TANTO a un conejito, ni nunca imaginé que me iba a producir semejante dolor su partida.
Nunca imaginé extrañar retar a alguien porque me haga pis en el sillón o la cama, o que se suba rápido a algún lado y me mire con cara de travieso, o barrer los mini regalitos que dejabas por toda la casa ja, ja... (Prendería fuego mi cama y mi sillón a cambio de tenerte unos días más conmigo). ¿A quién le voy a decir: '¡Buenos días, bebito!', todas las mañanas? ¿A quién le voy dar ese pedacito de fruta que siempre me sobraba? ¿Quién va a saltar en mi cama, a acurrucarse conmigo cuando esté mal?
Eras un personaje, parecías más un perro que un conejo, tenías hasta una canción favorita... Take On Me, versión acústica. Con ese tema se acostaba, se relajaba y se quedaba dormido mientras lo acariciábamos. Tuvimos un conejito sólo un año... pero ahora tenemos un angelito para siempre. Vos estabas enfermo y cuando me sentías angustiado venías y me llenabas de besitos...
Vos te estabas estabas muriendo y, aún así, cuando me veías mal, venías y me regalabas todo tu amor. ¡Lo que daría por poder despedirte bien! Creo que lo hice... Mientras más pienso, más me doy cuenta de todo lo que sabías, de lo todo que sentías... de todo lo que pasaste... Estoy seguro de que vos elegiste cuándo y dónde partir... Por lo menos, te fuiste rodeado de besitos y amor, como tanto te gustaba... Perdón bunny, no pude salvarte...Te vamos a extrañar muchísimo, mi compañerito. Te amamos por siempre, gracias".
El mensaje de Malena:
"Desde el dolor más profundo no tengo más que decirte que gracias. Gracias por haber llegado a mi vida a enseñarme que el miedo puede transformarse en amor. Gracias por sorprenderme y hacerme reír todos los días. Gracias por los besos de buenas noches y el sonido de tus patitas en las mañanas. Nada más lindo que despertarme y verte para desayunar, ahí en la cocina, despierto antes que nadie y esperando tu primer pedacito de fruta del día.
No sé bien qué es lo que la vida quiere enseñarme en este último tiempo... estoy viviendo cosas tan fuertes últimamente... pero estoy aprendiendo mucho y vos me enseñaste mucho. Tu paso por mi vida no fue de conejo, fue de León, así que bien te puse ese nombre. Eras el más fuerte de todos, porque eras una bolita de amor. Amor puro e infinito en un animalito. Y no hay fuerza más grande que el amor.
En mis momentos de tristeza aparecías para darme paz, para darme tranquilidad, te dabas cuenta cuando estaba triste, te dabas cuenta de todo y venías a consolarme y a lamerme la cara ja, ja. Cuando eras chiquitito te dormías con la canción Take on me, te la cantábamos todo el tiempo y te la tocaba en la guitarra... ahora no sé si voy a poder escucharla otra vez.
¡Y cómo te gustaba meterte en la cama! Siempre en el medio. Y cuando mirábamos películas en el sillón, siempre saltando en el medio, siempre pidiéndonos caricias y afecto. Te amamos tanto tanto, hasta el último segundo. Nos enamoraste a todos, a nosotros, a nuestras familias y a todos nuestros amigos.
Y el final del día siempre era calmo. Con la luz cálida del velador, cuando venías a la cama y te acariciábamos antes de dormir. Casi de forma meditativa nos intercambiábamos la buena energía. Me acuerdo un día en casa que me dormí abrazándote y me desperté con vos acurrucado, y me llené de amor desde que abrí los ojos. Eso causabas.
Nunca imaginé tanto de una criaturita tan pequeña. Un maestro más en mi vida. Me voy a acordar de vos hasta el día que te vuelva a encontrar, y cuando lo haga, te voy a dar todas las manzanas y tomates del mundo. Mientras tanto, buen viaje, bebito".