A su lado tiene a una de las mujeres más queridas por el público y con quien comparte su vida, tanto los momentos lindos como aquellos dolorosos, como el que transitan tras la pérdida del embarazo de la conductora de Este es el Show. Por eso, la mirada de Pedro Alfonso (36) se ilumina cuando habla de su esposa Paula Chaves (31), con quien tiene a su hija Olivia (2).
"Me he preguntado varias veces como hubiera sido mi vida si Paula no me hubiera dado bola, y me imagino que estaría en Ideas del Sur con mis compañeros, contento. Era muy feliz trabajando en Ideas y a veces lo extraño. No cambiaría esto por volver a ser productor, pero suelo reunirme con mis excompañeros".
“Me he preguntado varias veces cómo hubiera sido mi vida si Paula no me hubiera dado bola, y me imagino que estaría en Ideas del Sur con mis compañeros, contento. Era muy feliz trabajando en Ideas y a veces lo extraño. No cambiaría esto por volver a ser productor, pero suelo reunirme con mis excompañeros. Como un perrito que siempre vuelve a su casa. Había personas que me decían que todo esto algún día iba a pasar. Y lo tomé con mucha naturalidad, porque siempre supe que podía volver a ser productor. Lo más terrible que me podía pasar era volver a hacer algo que me gustaba mucho”, se animó a fantasear Pedro en diálogo con María Laura Santillán para el suplemento Mujer del diario Clarín, mientras se prepara para desembarcar en Carlos Paz con Marcianos en la casa, su nueva obra teatral.
"Yo la veía enorme a Paula. Me llevaba una cabeza de altura. Yo mido 1.81 y ella 1.80. Pero yo sentía que era enorme. Pero es de barrio por más que sea modelito. Es muy sencilla. Una vez que vino a mi casa y se empezó a sacar la peluca, las pestañas, todo; fui descubriendo su sencillez. Pero, al principio, la veía muy lejana y no sabía si lo podía manejar”.
Además, contó que su tranquilidad es la cualidad principal con la que habría conquistado a su mujer. Pero eso no es todo: “También la contención, siempre la apoyé en todo. Hubo una conexión muy rápida cuando empezamos a estar de novios. Al principio nos matábamos y creo que lo mejor que nos pasó fue que aprendimos a discutir. Discutíamos por cualquier cosa. Al principio estaba todo muy confundido, lo que era mediático, lo que era nuestra vida. Paula ponía distancia. Todo lo que se vio en televisión es un perfecto reflejo. Yo también tenía inseguridad. No sabíamos bien de qué se trataba. Ella no me conocía bien a mí y yo tampoco a ella. Cualquiera podía pensar que nos estábamos usando para llegar a algún lugar de fama. Y estaban esos miedos...”.
“No había mucha confianza. Después nos separamos en el verano, dos meses y nos dimos cuenta de lo que sentíamos. Y desde ahí, se dio la confianza plena. Nos extrañábamos. Se habían apagado las luces y queríamos hacer el intento. Esos meses que estuvimos separados fueron clave. Nuestra vida era como una suerte de reality”, agregó.
"Lloro bastante, ahora menos. Lloro en mi casa, en el auto. Me lo permito, es una descarga. Si me enojo, trato de aguantarme. Lo dejo pasar. A veces lloro por cansancio, por bronca, por miedo".
Ocurre que los perfiles de novios con los que se la vio a Paula antes de que Pedro llegara a su vida, eran modelos o polistas: “Claro. Mi vieja me prestaba el auto, estaba medio roto. Yo recién había alquilado un departamentito chico. La veía enorme a Paula. Me llevaba una cabeza de altura. Yo mido 1.81 y ella 1.80. Pero sentía que era enorme. Pero es de barrio por más que sea modelito. Es muy sencilla. Una vez que vino a mi casa y se empezó a sacar la peluca, las pestañas, todo; fui descubriendo su sencillez. Pero, al principio, la veía muy lejana y no sabía si lo podía manejar”, remarcó el actor de Esperanza mía (El Trece).
También se refirió a su ideal de plan familiar: “Nosotros optamos, sobre todo Pau, por el colecho. Ahora Olivia está enorme y se va sola a su cama. Veremos cómo sigue. No hay un plan. De cantidad no sabemos. Nosotros somos cinco hermanos y estoy acostumbrado a mucha gente en la casa. Pero no es tan fácil. Serán dos o tres como mucho”.
Por último, Pedro -que dejó muy en claro que en las peleas es el primero en aflojar primero- habló de su forma de actuar ante las situaciones que le generan bronca: “Lloro bastante, ahora menos. Lloro en mi casa, en el auto. Me lo permito, es una descarga. Si me enojo, trato de aguantarme. Lo dejo pasar. A veces lloro por cansancio, por bronca, por miedo. Todo lo que me pasó no me lo esperaba y me daba pánico. También lloré cuando estaba en Carlos Paz y me tenía que operar de la rodilla. En esos momentos aparece la contención de Pau. Ahora estoy canchero y me encanta”, cerró.