La agenda de Leonardo Sbaraglia está abarrotada de compromisos. Entre tanta serie, películas y obras de teatro, el reconocido actor se tomó unos días para disfrutar de un viaje exprés a Cerro Bayo, Villa La Angostura, donde enfrentó la proeza de aprender snowboard a los 45 años. "Los dos primeros días te las pasás cayéndote", se rió el artista devenido en "deportista extremo".
En pareja con la artista plástica Guadalupe Marín, con quien tuvo a su hija, Julia (9), Leonardo habló con Ciudad.com de la posibilidad de volver a ser padre, de sus días en el sur argentino y de sus numerosos proyectos laborales: la serie El hipnotizador, en la pantalla de HBO; los filmes próximos a estrenarse Sangre en la boca y No te olvides de mí, la película El túnel que está rodando actualmente; y la obra El territorio del poder.
"Estuve tres meses en Montevideo (por las grabaciones de El hipnotizador) y mi familia podía viajar los fines de semana. Siempre tratamos de compartir la mayor cantidad de tiempo posible cuando las cosas que hace Lupe y las actividades de Julia lo permiten. Pero sí, la idea no es distanciarse tres meses ni mucho menos".
-¿Cómo la pasaste en el Sur?
-Es un lugar al que me encanta ir, tengo unos amigos viviendo allá. El año pasado había empezado a aprender snowboard, no tenía ninguna experiencia con la nieve más que el viaje de egresados y el mundo de la nieve es un universo que se me ha abierto. Es un lugar al que me gusta escaparme cada vez que puedo. Había ido algunas veces en verano con la carpa.
-¿Desde el viaje de egresados que no ibas?
-Sí, porque viste que la cultura del deporte invernal tiene toda una infraestructura más compleja y yo nunca había tenido la apetencia de querer aprender a esquiar. A uno le parece siempre que es algo que le pertenece a otros, ¿no? El algún punto es un deporte bastante caro y, a priori, nunca se me había ocurrido.
-¿Y cómo te fue? ¿Te diste muchos porrazos? Porque la verdad que no das mucho el perfil de hombre de deportes extremos.
-Sí, todo el tiempo, ja ja ja. Sobre todo los dos primeros días, te la pasás cayéndote. Aparte esquí había aprendido solamente un poco y después no volví a hacer. Me preguntaron qué prefería y no sé por qué me tiré por el snowboard. Pero una vez que aprendés, está buenísimo. Con el esquí salís andando más o menos el primer día, pero con el snowboard tenés que hacer mucha fuerza y equilibrio.
"El sur es un lugar al que me encanta escaparme cada vez que puedo. Me di porrazos todo el tiempo, ja ja ja. Sobre todo los dos primeros días, te la pasás cayéndote. Con el esquí salís andando más o menos el primer día, pero con el snowboard tenés que hacer mucha fuerza y equilibrio".
-¿Cómo es tu vínculo con el deporte?
-Nunca fui un tipo de decir ‘mantengo una rutina de deporte de 2 o 3 veces por semana’. Lo que pasa es que a través del trabajo siempre tuve que estar en contacto con el entrenamiento. Para el filme Sangre en la boca tuve que hacer de boxeador y nunca me había me había tocado algo tan extremo a nivel físico. Fueron cinco meses trabajando tres horas por día en el box y terminé muy entrenado. Me gustaría poder mantenerlo porque perderlo tras haber alcanzado a los 45 años un nivel de entrenamiento tan alto es una pena.
-¿Estás más atento al físico con los años?
-Toda la vida estuve atento a eso, me parece que no es algo que sea inherente a la edad. Siempre le presté atención a estar bien y a cuidarme, no se lo atribuyo a la edad.
-¿Y cómo te agarran los 45? ¿Te gustaría volver a ser padre o es una etapa concluida?
-No, me parece que cerrarse a una etapa en ese sentido sería injusto. No lo sé, no es una respuesta que te pueda dar ahora. Cerrarte la puerta, nunca te la cerrás. Ni siquiera la mujer lo hace porque siempre es una posibilidad adoptar. Hay gente que tiene hijos hasta los 80 años, en ese sentido, los tiempos han cambiado.
"Toda la vida estuve atento al físico, me parece que no es algo que sea inherente a la edad. Siempre le presté atención a estar bien y a cuidarme, no se lo atribuyo a la edad".
-Para las grabaciones de El hipnotizador te instalaste en Montevideo. ¿Se te hace difícil estar lejos de la familia?
-Estuve unos tres meses allá y las decisiones siempre se toman en conjunto. En el caso de Uruguay, fue lo de menos porque mi familia podía viajar los fines de semana. Pero otras veces que me ha tocado irme a México, y siempre tratamos de compartir la mayor cantidad de tiempo posible cuando las cosas que hace Lupe y las actividades de Julia lo permiten. Pero sí, la idea no es distanciarse tres meses ni mucho menos. A lo sumo lo más que hemos estado sin vernos fueron 15 días si no, sería muy raro.
-Estuviste investigando para tu personaje en la serie. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención?
-Lo que hice fue simplemente tomar ciertas herramientas para tener una base, unos criterios por dónde moverte, cómo moverte, a qué cosas prestarle atención. Siempre que aprendés algo nuevo te llama la atención y te hace ver el mundo desde otro lugar. Si te interesa tomar en serio la actuación, está bueno curiosear y tratar de entender cómo ver la vida.