¿Un fútbol sin ricos ni pobres? ¿Igualdad para todos? ¿Es lo que viene? Al menos, esa parece ser la intención del Gobierno laborista británico, que _entre otras cosas_ aspira a una reforma radical de las finanzas de la Premier League. Concretamente, quiere que los cuatro clubes grandes repartan parte de sus ganancias con otros más modestos.
El ministro de Cultura, Andy Burnham, quiere que el Manchester United, el Chelsea, el Arsenal y el Liverpool compartan sus ingresos en las copas europeas con otros clubes menos poderosos. Su deseo es que los 1.120 millones de euros anuales que ingresan de la venta de los derechos de televisión y los patrocinios publicitarios se dividan equitativamente entre los veinte clubes de la Primera División de Inglaterra.
Esto generó el pataleó de quienes manejan la Premier League, que apuntaron sus cañones sobre el Gobierno. Argumentan, con o sin razón, que medidas de este tipo "van en contra de la gente (sic)".
Tras meses de negociaciones entre las dos partes, Burnham, hincha furioso del Everton, cree que la liga no tomó en serio su llamado en favor de un mayor equilibrio financiero entre los equipos. "Hay que permitir que los aficionados sigan soñando. Actualmente hay tres divisiones dentro de la Premier League: el grupo de abajo, el del medio y los cuatro primeros", dijo una fuente gubernamental al influyente diario The Times.
La demanda más polémica es la de que los cuatro grandes compartan con los demás al menos una parte de sus ganancias de la Liga de Campeones, que van de 16.8 a 45 millones de euros por cada uno.