Cada vez más parecido a un pulpo gigantesco, Google quiere abarcar todos los campos que pueda. Y se sabe que es un monstruo que pisa fuerte. Además de su poderoso buscador (número uno indiscutido), su correo electrónico, su mensajero, su ¿teléfono celular? (inminente, según los rumores cada vez más fuertes), entre otros productos, Google ahora lanzó su propio navegador de Internet, bautizado como Chrome.
El anuncio oficial se produce en forma simultánea en casi todo el mundo. Como Gmail, eternamente en estado beta, la primera versión de Chrome estará en fase experimental, sin saber cuando dejará esa denominación. Según las primeras informaciones, esta versión es para Windows, pero habrá para Linux y Mac.
Lo extraño es que, si bien estaba afuera de la lucha entre Internet Explorer de Microsoft (el navegador más usado en todo el mundo) y el cada vez más utilizado Firefox de Mozilla, Google hace poco tiempo había renovado su relación con éste último: sigue pagando su mantenimiento hasta 2011. Obviamente, se trata de una movida para seguir sacándole mercado al Internet Explorer, cuya versión 8 está a punto de ver la luz.
Chrome es, al igual que Firefox, un navegador de código fuente abierto. Es decir, que cualquier programador puede hacerle los cambios que quiera.
Por lo que se puede ver en los primeros esbozos (en este link), tendrá, al igual que otros productos de la empresa, una interfaz minimalista, con navegación por pestañas (ya un estándar) y pocos botones.
En un mismo cuadro, ni bien se abre el navegador, estará todo: la opción de búsqueda (¿hace falta aclarar con que buscador?), el historial de páginas visitadas y las que fueran guardadas como favoritas. La barra de direcciones trae la opción de autocompletar, pero que empieza a funcionar aún sin haber visitado un solo sitio.
Por otro lado, usará unas herramientas conocidas como Gears, desarrolladas para almacenar datos y generar aplicaciones en el Escritorio.
A nivel técnico, utiliza una máquina virtual nueva, llamada V8, que permite ejecutar rápidamente el código Javascript, cada vez más popular. Al menos, para las aplicaciones Google.
Cada pestaña abierta actúa como un proceso independiente, por lo que si pasa algo raro ahí (ya sea que se cuelgue, o que traiga un código malicioso) sólo afectará a esa pestaña. Es más, cada una tiene su propia asignación de memoria, que se puede manejar fácilmente desde un administrador. No es lo único que se maneja en forma separada. El navegador destina recursos de la máquina para hacer varias funciones a la vez, como bajar una imagen, cargar una página o subir un video de YouTube.
Y precisamente ahí parece estar la visión de la empresa: más que un navegador es una plataforma moderna para páginas web y aplicaciones.
Por supuesto, también trae opciones de seguridad, como herramientas anti phishing y un sistema de navegación privada.