El chamullo de este gringo lo ayudó a tener una buena changa. O, mejor dicho, como leería más de una persona de habla inglesa en "¡Che Boludo!", The bullshit of this gringo helped him to get a temporary job. James Bracken, un estadounidense oriundo de Colorardo, es el culpable de que a partir de ahora, cada vez que se esté frente a un extranjero, no se pueda tener la certeza que el susodicho no comprende una sola palabra de nuestra jerga porteña. En esta entrevista con Ciudad.com, el cabezón Bracken devela el misterio que fue para él, el lunfardo porteño.
¿Hace mucho estás viviendo en Argentina?
Hace casi seis años. Vine primero a El Chaltén porque soy andinista y siempre quise escalar en la Patagonia. Ahí conocí muchos amigos, a mi mujer y me enganché con todo. Ahí hablaba un poquito de castellano que aprendí en Perú, Costa Rica y en trabajos que tuve con mexicanos en Colorado. Pero la mayoría lo aprendí acá.
¿Cómo te surgió armar un libro que reúna los argentinismos?
Aprendiendo a hablar español acá en Argentina, porque es muy disnto con toda la gerja, el acento y demás, me costó mucho. A veces es casi otro idioma cuando estás hablando con otra persona.
¿Cuánto tardaste en recopilar las expresiones?
Todavía estoy aprendiendo, pero más o menos en dos o tres años armé el libro. Todo lo que fui aprendiendo lo incluí en la primera edición y ahora estoy trabajando en una re edición con un montón de cosas nuevas.
¿Qué fue lo que más te costó entender?
Yo en inglés hablo con muchas jergas, con mis amigos casi tenemos un idioma propio entre nosotros y por eso me enganché mucho con este tema. Si estoy hablando con alguien no me cuesta tanto entender pero si trato de leer el diario, o escuchando algo en castellano correcto ahora me cuesta más entender eso.
¿Hubo alguna expresión que te haya causado más gracia?
El pedo, que acá se usa mucho y para muchas cosas, con muchos significados. Me gusta mucho que acá son más directos, no como en Estados Unidos que quizás son más moralistas. Eso hace que haya muchos obstáculos a la hora de expresarse allá. Por ejemplo, acá se dice "negros" a todos, y allá ese es un tema muy delicado. Me pasó que me decían cabezón porque yo físicamente tengo una cabeza grande. Al principio me lo tomaba personalmente porque no estaba acostumbrado a eso, hasta que me di cuenta que es así y ahora me da mucha risa.