El rubro de las peluquerías es uno de los tantos afectados por la cuarentena y Nosotros a la mañana se comunicó con Rubén Orlando para que compartiera, desde la Villa 31, su curioso protocolo de trabajo y su visión del problema. Pero lo que empezó de una manera, terminó de otra porque, con el correr de los minutos, el estilista perdió toda la compostura y cayó en una crisis nerviosa, poniendo en riesgo a su clienta.
Orlando recibió a las cámaras “escondido” detrás de un paraguas que decía “queremos trabajar”, el pedido unánime de su sector. Lo peligroso fue que, después de saludar, se quitó el barbijo.
“No podemos trabajar hace cien días, la estamos luchando a mil, pasando por un momento bastante complejo”, empezó a decir, a pocos centímetros de la mujer que, con su tapaboca correspondiente, esperaba sentada a su lado.
El estilista se dirigió a las autoridades nacionales y de la Ciudad de Buenos Aires, desesperado por la situación económica e indignado por la última medida que habilitó a los runners a salir a correr.
“Está saliendo la gente a correr en manada, si no se contagian así... “, planteó Orlando, enojado porque a las peluquerías aún no les permiten atender. “¿Cómo puede ser que nosotros, con espacios así, no podemos laburar?”, planteó.
“No podemos trabajar hace cien días, la estamos luchando a mil, pasando por un momento bastante complejo”.
“Acá los protocolos los tiene que poner el Gobierno de la Ciudad y tienen que ser austeros porque hace cien días que no laburamos”, exclamó, cada vez más enardecido, apoyado sobre el hombro de la mujer.
"Acá los protocolos los tiene que poner el Gobierno de la Ciudad y tienen que ser austeros porque hace cien días que no laburamos”.
“¿Cómo hago yo para sobrevivir?”, se quebró. Y, antes de cerrar, contó que estaba confeccionando jeans con su nombre para superar la crisis.