Tener un estado físico y de salud envidiable son las condiciones mínimas que una persona debe tener para viajar al espacio exterior, lugar en el que su cuerpo será sometido a extremas condiciones a las que normalmente no está acostumbrado.
Por eso, si estás pensando en iniciar tu carrera como astronauta o decides pagar un viaje como turista, empieza a ajustar tus hábitos de alimentación y de ejercicios, además que es importante que conozcas el significado de la denominada “fiebre espacial”, un comportamiento que evidencia cambios en la temperatura corporal de la persona de manera progresiva.
La investigación que ha sido publicada por la revista Scientific Reports explica que, tras varias pruebas, la temperatura del cuerpo de los astronautas ha superado los 40 grados centígrados cuando está en ejercicio y 1 °C por encima de lo normal (37 °C) cuando está relajado. El grupo de científicos del hospital universitario Charité de Berlín aseguran que esto sucede cuando la persona pasa largo tiempo adaptándose a la microgravedad.
Asimismo, todas estas pruebas han revelado otros detalles que evidencian la exigencia a la que esta sometido el cuerpo en esas condiciones, y que finalmente producen este tipo de efectos secundarios. En el espacio, la gravedad produce que la temperatura de la zona central del cuerpo aumente con mayor rapidez que en la Tierra, probablemente porque las condiciones interfieren con los factores encargados de regular el cuerpo.
Según el estudio, la transpiración es uno de ellos. La cantidad de sudor que un astronauta produce tarda más en evaporarse, y esto puede traer complicaciones durante sus ejercicios en la estación espacial, porque al cuerpo se le complica eliminar el exceso de calor.
Todos estos efectos de la denominada “fiebre espacial” seguirán siendo estudiados con la intención de conocer cómo puede afectar la salud de las personas a corto, mediano y largo plazo.