La concentración es necesaria para todas las actividades que se realizan en la vida cotidiana pero, a veces, no es fácil de conseguir. Tanto en el trabajo como en los temas personales es preciso concentrarse para obtener mejores resultados.
Se trata de un proceso mental que facilita el aprendizaje, el razonamiento, la memoria y la abstracción, entre otras funciones cerebrales, que son claves para lograr el desarrollo personal.
Pero no siempre se logra enfocarse en una actividad, pensamiento u objeto, ya sea por causa del estrés, dolores físicos, distracciones en el entorno o condiciones particulares como el déficit de atención o la depresión.
También es cierto que en la medida que avanza la edad se necesita hacer más esfuerzo para tener mejor atención y concentración. Por ello, es importante hacer ejercicios neurocognitivos como los juegos de memoria desde temprana edad que son actividades sencillas pero de gran utilidad para la salud.
Para lograr la concentración necesaria es fundamental reconocer los factores externos –como ruido, desorden, iluminación inadecuada- e internos -dificultad emocional y dolor físico, entre otros- que impiden culminar las tareas así como intercalar pausas para despejar la mente, lo que se conoce como pausas activas.Otra técnica que puede ayudar es planificar las actividades diarias para organizar mejor el tiempo y dar prioridad a las más relevantes, colocando fechas de inicio y finalización. Esto permitirá hacer foco en el plan de trabajo teniendo claros los lapsos y objetivos fijados.
También escribir a mano o asociar imágenes con conceptos facilita la concentración y el aprendizaje, pues consolida la memoria a corto y largo plazo. Y es muy importante tener un descanso nocturno reparador, al menos de seis horas, para contribuir con la restauración de la función cognitiva noche tras noche y así tener mayor capacidad de aprendizaje y almacenamiento de información.