De a poco Andrea Rincón (32) va tomando las riendas de su vida, luego de que su salud volviera a ser noticia en octubre del año pasado por su internación en una clínica psiquiátrica, y al salir revelara en el living de Susana Giménez que sufre de un "trastorno límite de la personalidad".
Su buen presente no sólo se debe a la contención de sus seres queridos. La actriz habló de la ayuda que recibió de unos hermosos animales para superar su problema de salud psíquica y emocional: "Hace unos meses comencé a realizar Inteligencia Emocional con Caballos y me cambió la vida", detalló en diálogo con la revista Caras, donde también publicaron fotos de la joven sonriente junto a los equinos.
"Hace unos meses comencé a realizar Inteligencia Emocional con Caballos y me cambió la vida. El primer día fue terrible. El caballo es como un espejo y reacciona como reaccionan los demás ante uno".
Sin embargo y fiel a su sinceridad, Andrea remarcó que no fue fácil de entrada: "El primer día fue terrible. El caballo es como un espejo y reacciona como reaccionan los demás ante uno. Vengo haciendo mucha terapia y había cosas mías que ya conocía, pero es increíble cómo reaccionan los caballos ante lo que uno desconoce de sí mismo. Me encontré tratando cosas que me sucedieron durante los ejercicios con ellos. Los caballos me salvaron la vida".
La iniciativa surgió gracias a su amiga y psicóloga social Gloria Luna, que la hizo conocer de esta innovadora práctica: "La invité a Andrea para trabajar sobre su desregulación emocional. Ella siente en un 80% lo que nosotros sentimos en un 60. Me pareció interesante que venga y se pueda registrar y ver el impacto que genera su sentir y su actuar en los otros", contó la profesional.
"Estoy muy lejos de lo que era. Me he castigado mucho pero hoy me doy amor. Estoy con gente que valora mi trabajo, mi esfuerzo y la atención que tengo para con los demás".
Por su parte, Rincón -que hace cuatro años se encuentra en tratamiento- se mostró feliz por los resultados obtenidos: "Estoy muy lejos de lo que era. Me he castigado mucho pero hoy me doy amor. Estoy con gente que valora mi trabajo, mi esfuerzo y la atención que tengo para con los demás. Soy una persona muy atenta y cariñosa. Doy mucho y nunca creí que se devolviera eso. Hoy siento que todas mis relaciones son recíprocas. Al estar parada en otro lugar se me acerca otro tipo de gente; personas mucho más nobles. Las consecuencias de mis acciones son otras y mi capital a nivel humano es distinto", cerró.
Fotos: revista Caras.