A pocos días de que cumpla su primer mes, Débora D’Amato compartió con sus seguidores la engorrosa burocracia que vivió para inscribir a Lola, su hija que está por celebrar su primer mes de nacimiento.
"Cuando llegamos nos dijeron que no se hacía más el DNI en esa sucursal y nos mandaron al mall de Recoleta. Nos fuimos a la otra sucursal, sin chistar. Lejos de lograrlo, cuando llegamos nos dijeron que hacía dos meses que no estaban haciendo DNI ni pasaporte en esa sede".
La periodista relató en Instagram cómo lo que parecía un trámite sencillo para conseguir el DNI de su beba terminó siendo una experiencia desgastante por la que terminó rompiendo en llanto. “Hoy fuimos con mi mamá a hacer mi DNI. Resulta que cuando mamá fue a inscribirme para la partida de nacimiento le dijeron que para hacer el Documento Nacional de Identidad podía ir a cualquier centro de gestión, sin pedir turno”, empezó, diciendo.
"El problemón que les generó el apóstrofe de mi apellido es algo sin precedentes. Menos mal que me llamo D’Amato y no Schwarzenegger porque si no, todavía estamos sentadas esperando el trámite".
“Hoy fuimos a primera hora al centro de gestión más cercano a nuestro domicilio, tal como nos indicó la señora que nos entregó la partida de nacimiento. Cuando llegamos al CGP de Beruti (el más cercano a casa) nos dijeron que no se hacía más el DNI en esa sucursal y nos mandaron al mall de Recoleta. Aprovechamos que acababa de tomar la teta y que el día estaba bárbaro y nos fuimos a la otra sucursal, sin chistar”, continuó la panelista de Intrusos.
“Lejos de lograrlo, cuando llegamos nos dijeron que hacía dos meses que no estaban haciendo DNI ni pasaporte en esa sede y que vayamos a la de Callao y Santa Fe. Sonreímos y pese a que en los mismos centros de gestión están en bolas de sus propios servicios partimos rumbo a la nueva indicación. Éramos muy pocas personas. Buena señal: ‘Salimos rápido’, pensó mami. Fail: más allá de pedir foto sin que se vea la mano de mamá sosteniendo mi cabeza (con menos de un mes de vida, jodido mantenerme erguida) y que mis dos huellas digitales de los dedos pulgares salgan bien derechos (con lo que eso significa en una manito de menos de un mes) el problemón que les generó el apóstrofe de mi apellido es algo sin precedentes”, relató Débora, sobre uno más de los inconvenientes que tuvo para realizar el trámite.
"Menos mal que me levante después de 40 minutos (literal) a preguntar. No solo estaban en bolas con la espera sino que no tenían idea de qué les estábamos hablando. Me largué a llorar (algo poco frecuente) y ahí se avivaron que estaba (justamente) podrida de esperar".
La situación terminó haciendo que la periodista termine desbordada: “Menos mal que me llamo D’Amato y no Schwarzenegger porque si no, todavía estamos sentadas esperando el trámite. ‘Espere que sacamos el apóstrofe y lo volvemos a poner. Dele de comer a la bebé que le avisamos’. Nos sentamos a tomar la teta esperando el aviso. Cri, cri... Menos mal que mami se levantó después de 40 minutos (literal) a preguntar. No solo estaban en bolas con la espera sino que no tenían idea de qué les estábamos hablando. Me largué a llorar (algo poco frecuente) y ahí se avivaron que estaba (justamente) podrida de esperar. En fin. Habemus niña con documentos que retiraremos en 10 días”, finalizó Débora D'Amato sobre la turtuosa burocracia que debió atravesar para anotar a su hija.