De culto es la definición ideal para el show que dio el martes The Sisters of Mercy en el Teatro de Flores. O mejor dicho ,"la banda de Andrew Eldritch", uno de los grupos pilares del rock gótico de los 80 que, por primera (¿y única?) vez, aterrizó por Argentina. El cantante inglés se despojó hace varios años del look dark que lo encumbró en la escena oscura y hoy presenta una versión rocker con dos violas (Ben Christo y Chris May) junto a Doktor Avalanche, una caja de ritmos programada.
"No me gusta innovar", le decía Eldritch a Clarín, un día antes del show, aunque se contradiga: su look rapado, remera amarilla y el cambio de rumbo de sus nuevas canciones lo aleja de sus discos Floodland y Vision Thing. ¿Otra frase contradictoria? Para Eldritch, el primer álbum (First and Last and Always) "no suena como nosotros, no tiene brillo", aunque el martes haya tocado dos de las canciones emblemas de esa placa. Y fue uno de los puntos más altos del concierto.
Una puesta en escena minimalista ambientada con una constante niebla fantasmal asomaba por detrás del calvo cantante. A Eldritch se lo escuchó impecable, con su sello lúgubre y cavernoso, intacto: su voz superó el desgaste de un grupo que llega 20 años tarde a un país.
El que esperara demagogia y comunicación, en Eldritch no lo tendría, quien apenas dijo un par de palabras y marcó con un dedo el ritmo del cantito del público durante algunos pasajes de Dominion, el mejor tema de la noche junto al rockero Vision Thing.
Los guitarristas, que siempre flanquearon a Eldritch y jamás se le acercaron, se compenetraban en los rasgueos de Alice, la potente This Corrosion (no faltó el pogo entre la gente) o la arrastradísima Marian, que transportó a los 900 presentes a la época de los negros pelos batidos.
Los altibajos del show se notaban cuando pasaban las canciones no editadas (Arms, We Are the Same, Susanne, Summer o el instrumental Top Nite Out, entre otras) que, por un lado, enfriaban el clima que dejaban Something Fast o las dos partes de Flood y, por el otro, podrían haberle hecho lugar a clásicos ausentes como Doctor Jeep, More, Black Planet o Walk Away, entre otras gemas.
Un show excelente y emocionante para algunos, o un simple "vi a Sisters" para otros. Lo cierto es que TSOM dio un gran concierto desde lo visual, pero algo lavado en lo sonoro. Himnos reformados como Detonation Boulevard, el hipnotizante Lucretia My Reflection (¡como se notó la ausencia del bajo!) o el cierre con Temple of Love, dejó cierto gusto agridulce en esta leyenda del gothic rock, palabra a la cual Eldritch le resta importancia. Contradictorio, ¿no?