Treinta años después del éxito mundial de "Fiebre de sábado a la noche", el cantante de los Bee Gees, Robin Gibb, presta su voz para defender la protección de los derechos de autor en la era de la "piratería" informática.
"En este momento la atmósfera no es sana para la industria musical", dijo el martes de noche Robin Gibb, presidente de la Confederación internacional de sociedades de autores y compositores (CISAC), en la segunda edición de la Cumbre mundial del derecho de autor en Washington, consagrada a la "piratería" en Internet.
"Todo está tan dividido debido a la descarga, los formatos que usan las radios y hasta las cadenas de televisión, que ya no muestran videos sino juegos de preguntas y respuestas" sobre la música, añadió Gibb, de 59 años.
"Mi papel, como presidente de la CISAC, es atraer lo más posible la atención sobre el problema de los derechos de autor para que (los artistas) puedan beneficiarse mejor de su producción intelectual frente a las nuevas tecnologías", añadió el cantante británico.
"Intentamos crear un entorno más favorable para las creaciones de nuevos cantantes", indicó Robin Gibb. Pero no es tan "floreciente como en nuestros comienzos", estimó.
En 1977, en plena ola disco, los Bee Gees -Robin Gibb y sus hermanos Barry y Maurice- vendieron más de 40 millones de copias de la banda original de la película "Fiebre de sábado a la noche" ("Saturday Night Fever"), con John Travolta, "una cifra impensable" actualmente según el cantante.
Y las nuevas "tecnologías realmente no ayudan. No inspiran nuevos autores, no producen nuevos autores", lamentó. Según el Congreso estadounidense, la "piratería" en Internet cuesta a las empresas estadounidenses más de 25.000 millones de dólares cada año.