En cada lugar tenemos algo de historia, ¿no?". Se pregunta y se responde Rubén Albarrán, el chaparro e hiperquinético cantante de Café Tacuba, desde el lugar donde reside: D.F. Antes de arrancar con la gira que lo lleva a veinte ciudades (una por cada año que cumple la banda) cuenta: "Elegimos los sitios donde más tocamos en este tiempo. En veinte años casi no paramos de girar en México. Y, en Latinoamérica, pues tampoco, aunque en lapsos más grandes".
-¿Cómo fue cambiando la manera de girar con estos 20 años?
-Afortunadamente, en nuestro caso, cada vez hemos tenido mejores producciones, mejores equipos y todo ha ido para mejor. Las cosas son cada vez más disfrutables. Claro que, con más trabajo y menos libertad para salir a conocer las ciudades o hacer un poco de turismo. Pero, bueno, a fin de cuentas uno va a trabajar, ja.
-¿Qué es lo que más te atrae de los lugares que vas a ir?
-Pues hay recuerdos en todas partes. Hay amigos y comida que nos gusta disfrutar en cada lugar. Aunque cada sitio es diferente.
Rubén es tan simpático como parece cuando uno lo ve haciendo morisquetas sobre el escenario. Y habla, claro, con el acento y los modismos que conocemos de las películas. Y de los noticieros que pusieron (y ponen) su nacionalidad en boca de todos en las últimas semanas.
-¿Cómo vivieron estos días desde el brote de gripe porcina?
-Yo primero estuve unos días en el caribe mexicano. Y luego me invitaron a Londres a participar en un tributo latino a The Clash. Así que estaba afuera y lo viví todo de lejos. Luego, nuevamente en D.F., mi conclusión es que los medios son totalmente amarillistas y que exageraron.
-¿Hacés una lectura política del asunto?
-Definitivamente. Mientras esto pasa, están sucediendo muchas movidas políticas. Acá se aprobaron leyes que demuestran que vivimos en un gobierno fascista. Y hay muchos rumores: desde que fue planeado por el G7 hasta que el presidente francés trajo un crédito de 100 millones de dólares para los laboratorios que producen la vacuna para la gripe. Creo que va a pasar mucho tiempo antes de que el pueblo sepa qué se tramó y qué está sucediendo. Y nada de esto es para nuestro bien.
-¿Después de la gira, se piensan tomar un año sabático como hicieron hace un tiempo?
-Exacto, es más o menos el tiempo que nos damos. Un año es lo razonable para que cada uno de nosotros pueda realizar sus proyectos. Después de eso, nos juntamos y hacemos un disco, que nos lleva otro año más o menos.
-¿En ese año qué pensás hacer?
-Más que nada, irme fuera de la ciudad. Ya no quiero vivir ahí. La ciudad de México ya murió. Está muy saturada, es un caos interminable. El caos está impuesto porque es una forma de control, obviamente.
-¿Cómo ven las bandas de su generación a las bandas nuevas de México que van surgiendo?
-Pensamos que los grupos de ahora están simplemente copiando a los grupos ingleses y norteamericanos, llevándose por la moda. Igual, me gustan muchas bandas que están saliendo ahora, más allá de su tendencia. De los ya consagrados, me encanta Zoé, es un grupo muy bueno. Y también Austin TV. Es buenísimo. Pero nuestra generación fue la que tuvo mucho interés en retomar elementos de nuestra cultura.
-¿Seguís reivindicando esos elementos culturales? Muchos parecen a punto de desaparecer, como algunas bebidas tradicionales, como el pulque.
-¿Conoces el pulque? Casi no lo venden porque está en proceso de extinción. Pero es la bebida nacional por excelencia. Mucho más antigua que el tequila. Era una bebida ceremonial para los antiguos mexicanos: es deliciosa y nutritiva. A muchos niños en zonas rurales para irse a la escuela les dan su vasito de pulque.
-Ah, pero tiene alcohol.
-Pues está fermentado. Pero es muy nutritivo
-Volviste a llamarte Rubén. ¿Seguís coleccionando nombres para ponerte en el futuro?
-Je. Sí, sigo recopilando. Aunque no sé si ya los voy a usar esta vez. Me está dando un poco de flojera. Por ahora, no.
-¿Cómo se dio la aceptación del público y el crecimiento de convocatoria en la Argentina a través de los años?
-Fue muy emocionante ver lo que sucedía con nosotros en Argentina. Siempre lo hemos disfrutado. Desde las primeras veces que nos presentamos, en Doctor Jeckyll por ejemplo. Siempre hemos tenido un público receptivo. Para nada hostil.
-¿Extrañan tocar en los lugares pequeños?
-Bueno, aún lo hacemos. El año antepasado nos presentamos en Japón y tocamos en una discoteque en la le caben 300 personas. Y no había ni siquiera escenario. También en Londres. Nos gusta mucho tocar en lugares no tan grandes.
-¿Qué bandas nuevas te gustan de aquí?
-Hace poco me invitaron a participar de una canción. El grupo se llama Lache y me gusta muchísimo. Son muy divertidos y me caen muy bien. Además, son muy jóvenes.
-¿Y de los más conocidos?
-Con los Babasónicos tenemos un acercamiento y una admiración mutuos. Me encanta lo que hacen. Igual que El Otro Yo. Son grupos argentinos que admiro muchísimo porque son muy libres creativamente y creo que, al igual que nosotros, se van reinventando en cada momento. Se les nota el placer de hacer música y discos y canciones. Y de tocar en vivo.