Mariela y Betsy son amigas, ambas con un punto en común: están casadas con hombres con quienes tienen diferencias intelectuales.
Cuando Mariela quedó embarazada siendo adolescente, apenas pudo terminar su secundario, después de casarse. Pensando en su futuro, ambos decidieron que ella trabajaría para que él pudiera continuar sus estudios de medicina y luego especializarse.
Hoy, varias décadas después, Mariela nota la distancia entre la vida de su esposo, un exitoso profesional y la suya. "Me siento insegura cuando llegan sus compañeros a casa, muchas veces no tengo tema de conversación con ellos. También siento celos al ver como él se entiende con colegas femeninas, lo cual genera un motivo de pelea bastante constante", cuenta.
Por su parte Betsy, una exitosa profesional, pasó la barrera de los 30 años soltera, y tal como lo cuenta "decidí bajar mis exigencias y pude encontrar el amor en un hombre divorciado, de profesión: carpintero". Muchos pensaban que no durarían juntos, e incluso él fue discriminado por sus compañeros.
"Nuestras diferencias en ese campo no nos afectan, ambos formamos nuestra familia y si bien tenemos algunos momentos difíciles, no tienen que ver con nuestra educación", asegura ella.
Muchos buscamos esa "media naranja" (inexistente, por cierto), similar a cada uno.
En parejas con diferencias culturales e intelectuales, puede que se pongan en juego las inseguridades propias, volcadas en la relación y magnificadas con respecto a ese otro/a, "profesional exitoso".
Sin embargo, en cuanto a género masculino-femenino se refiere, hay papeles que son difíciles de erradicar. Por más que los tiempos han cambiado, todavía al hombre le cuesta aceptar que su mujer tenga igual o incluso más conocimientos porque desde lo social, se le indica que él debe ser la "cabeza de la familia".
"´El amor todo lo puede´ es un mito. Si existen demasiadas diferencias habrá mala comunicación y eso puede llevar al fracaso. También el factor económico podría ser un problema, si él no gana lo suficiente para aportar a la familia", explica el psiquiatra Carlos Rámila.
Posiblemente, una pareja que comparta ciertos códigos dentro del campo intelectual/profesional, tendrá un mayor entendimiento y se sentirá apoyado por el otro que en un punto, sabe de que se trata.
Sin embargo, en el amor nada es exacto y hay quienes sí podrán convivir con esas diferencias. Siempre enriquece el poder negociar con el otro en busca de un equilibrio que nos haga sentir plenos, y en armonía. Poder aprender de las diferencias es lo que seguramente nos hará crecer, dentro y fuera de la relación.
Estuviste o estarías con alguien de otro nivel cultural o intelectual? Contános tus experiencias.
Fuente consultada: amigaonline-pl.com