Catupecu comenzó con un show que parecía frío. Poca arenga y mucho profesionalismo inundaba el escenario de quienes solían colgarse en los andamios del escenario para hacer que la gente salte. Pero evidentemente, era solo una postura teatral, ya que luego de un par de canciones, llegó "Dale!", el himno poguero por antonomasia creado por los hermanos Ruiz Díaz.
Y no estuvieron solos. El mono, cantante de Kapanga, el Zorrito Von Quintiero, bajista de los Ratones Paranoicos, Zeta Bossio, ex (¿?) bajista de Soda Stereo, Leonardo de Cecco, baterista de Attaque 77, Tery Langer, guitarrista de Carajo y Pablo Romero, cantante de Árbol, acompañaron el acompasado sonido del caos que tantos orgullosos moretones causó. Otro invitado fue Abril Sosa, ex baterista de la banda y actual líder de Cuentos Borgeanos, en el tema Entero o a Pedazos. El público deliró con el recuerdo, y también se emocionó cuando Fernando nombró al omnipresente Gaby: "Lo operaron ayer, pero cuando venía para acá le dije que le mandara un beso a la gente, e hizo muac ", dijo.
Pero Catupecu y sus invitados no fueron la única atracción de la fecha. Antes, tocó Kapanga, quienes ofrecieron un show lleno de eclécticas canciones, que iban desde el cuarteto hasta el heavy metal. El invitado principal del show fue el monito, hijo del mono Fabio, cantante de la banda, en la guitarra. Fue presentado como "el campeón nacional de Guitar Hero y Air Guitar". El momento más destacable del show fue la aparición del Kaballero Kanabico, alter ego con mascara de lucha libre del mono, en una mini bicicleta ideado para el tema Ramón.
Carajo también fue de la partida, quienes dieron una cátedra de cómo se hace hardcore en Argentina sin morir en el intento. Árbol (quienes también tuvieron un invitado: Maikel, de Kapanga, en la canción Cosacuosa) dio un show entretenido, y lo destacable, es que en el público difícilmente se veían mayores de 21 años. Por su parte, Karamelo Santo, ofreció el espectáculo más divertido de la fecha. Canciones tan poderosas como pegadizas, músicos inquietos, con el espíritu del ska poseyéndolos, sonidos latinos y letras más profundas de lo que en realidad parecen a primera oída. Los mendocinos, sin duda, fueron la perlita de la fecha, que muchos no pudieron ver por entrar alrededor de las 22 para ver solo a Catupecu Machu, la banda principal.
Especial para Ciudad, Juan Campos.
Fotos: Dana Cartannilica